Sí se puede rechaza la instalación de plantas incineradoras de residuos en Canarias
Un plan vigoroso y coherente de recogida y reciclado de residuos y programas de compostaje es la mejor alternativa para el Archipiélago
Sí se puede rechaza la instalación de plantas incineradoras de residuos en Canarias y se manifiesta de nuevo sobre esta cuestión ante la reapertura del debate en torno al uso de las incineradoras de residuos sólidos. “El elevadísimo coste de estas instalaciones, su enorme capacidad contaminante, con un alto impacto en la biodiversidad marina y terrestre, y el desvío de recursos necesarios para los suelos canarios recomiendan no emplear este método”, asegura Esteban Lorenzo Rivero, portavoz de la organización ecosocialista.
La formación política reclama al Gobierno de Canarias que “renuncie definitivamente a instalar incineradoras, y que se concentre en la reducción de la producción de residuos, el compostaje, el reciclaje y la reutilización, porque, además, es intolerable que se estén siquiera planteando como posibilidad desviar alrededor de 150 millones de euros canarios, y otros 150 millones de los Fondos de Cohesión de la UE para comprar e instalar dos incineradoras”, apunta Lorenzo, quien señala que “la alternativa más coherente desde el punto de vista ambiental y social es un plan vigoroso de recogida selectiva y reciclado de residuos y programas de compostaje de materia orgánica”.
La discusión en torno a las incineradoras de residuos volvió a abrirse en el Archipiélago al surgir desde Canarias la propuesta de excluir a las regiones ultraperiféricas de la UE de la decisión de no financiar estas instalaciones con fondos estructurales. Al respecto, está prevista una votación en el Parlamento Europeo a finales de marzo, ante lo que el Gobierno de Canarias se está movilizando para tratar de garantizar la financiación europea para su objetivo de implantar el sistema de incineración en las Islas.
Así, el Gobierno de Canarias contempla de nuevo en el anteproyecto del Plan Integral de Residuos de Canarias (PIRCAN) la posibilidad de implantar incineradoras en Tenerife y Gran Canaria, a donde se prevé reconducir en barco los residuos del resto de las islas, para proceder a su quema. En su ceguera, el gobierno no tiene en cuenta que recibir fondos europeos para este fin impide obtenerlos para sostener proyectos alternativos para el tratamiento de residuos.
El potencial contaminante de la incineración consiste en que la tecnología aplicada genera unas escorias altamente tóxicas que deben mantenerse aisladas durante siglos, como ocurre con los residuos nucleares. Además, para ser eficiente energéticamente, el procedimiento necesita como combustible la quema de neumáticos, envases y otros restos que producen mucha energía, entre ellos, materia orgánica desecada.
El empleo de estos residuos como combustible del proceso de incineración es inconsistente desde varios puntos de vista que evidencian que resulta insostenible ambiental y socialmente. Por un lado, este sistema, como ya se dijo, genera otros residuos finales altamente tóxicos. Además, la quema de materia orgánica seca, como la que actualmente se produce en las plantas de bioestabilizado –que no de compostaje– existentes, desviaría la materia orgánica que puede y debe transformarse en compost. También se evita el reciclado de otros productos que se quemarían.
Por otro lado, al pagar por el producto envasado y los impuestos municipales por recogida de residuos sólidos, la ciudadanía está financiando el reciclado de los envases, algo que finalmente no se produciría, de forma que se genera un lucro injustificado para las empresas encargadas del reciclado. A ello hay que añadir que, frente a los 50 euros por tonelada que se pagan actualmente por la gestión de la basura, una incineradora lo multiplicaría por 3 o 4, alcanzando un coste entre 175 y 185 euros.
Alternativas
En cualquier caso, lo más grave de aplicar el sistema de incineración en Canarias está relacionado con los suelos de las Islas, donde hasta el 83 % corre riesgo de desertificación, y las perspectivas son más sombrías con el avance del cambio climático. Dado que un kilo de materia orgánica, como el compost, ayuda a retener hasta 20 litros de agua en el suelo, “es evidente que el suelo de las Islas necesita materia orgánica, que sigue siendo más del 40 % de los residuos sólidos urbanos”, detalla el portavoz.
A juicio de Sí se puede, hay que destinar a los suelos de Canarias toda la materia orgánica posible. Devolverla a la tierra para su uso por parte de las personas que se dedican a la agricultura, para la repoblación forestal y para mantener zonas verdes es posible mediante mecanismos de separación de residuos en origen y un posterior proceso de compostaje en plantas distribuidas en el territorio de las Islas. Por otra parte, esta opción es más beneficiosa socialmente, ya que el número de empleos que crea la industria del reciclaje es 12,3 veces mayor que los de la incineración.
En este sentido, Lorenzo destaca que ambas metodologías resultan incompatibles. Así, el ambicioso Programa de Compostaje de los residuos orgánicos que se puso en marcha en Madeira desapareció por completo en cuanto se implantó una incineradora en la Isla. “Los hechos demuestran que una vez implantada una incineradora, ya no hay vuelta atrás, por su altísimo coste y requerimientos técnicos. Por otra parte, la experiencia también demuestra que cuando se instala una incineradora acaba siempre ampliándose al doble de su tamaño inicial.