La inauguración de la Iglesia en Playa de Santiago el 23 de octubre de 1938
Aún sin terminar la guerra civil, pero dominada la zona por las fuerzas fascistas, el diario La Prensa publicó el día 9 de noviembre de 1938 el siguiente articulo en el que se ensalza a la figura del verdadero dueño de Playa de Santiago en aquella época.
Durante los días, 23, 24 y 25 del pasado mes de octubre, tuvieron lugar en esta localidad solemnes festejos de carácter religioso, con motivo de la inauguración de nuestra Iglesia, de reciente construcción, filial de la Parroquia de Alajeró.
El edificio, asentado en la vertiente de la zona de Tecina mirando hacia el caserío, destaca sus airosas líneas de puro estilo bizantino, con toda la majestad de conjunto y sello de su carácter, suficiente a imprimir en el contorno la novedad para Playa de Santiago, de “sentirse ya pueblo”, que dicho sea de paso, nada tiene que envidiar a los más prósperos de la isla, pues su crecimiento ha sido rapidísimo y se desenvuelve su vida en tono de bienestar, consecuente a la gran incrementación de las empresas, industrial y agrícola, de que es propietario D. Álvaro Rodríguez López.
A los actos, en que estuvieron presentes, dándoles gran realce, todos los párrocos de esta isla, concurrió el vecindario de esta Playa y los contornos, dando pruebas de su religiosidad y del entusiasmo de ver convertida en realidad la que era aspiración de todos, pues no poco sacrificio constituía para estos fieles el cumplimiento de sus deberes cristianos en las iglesias distantes de Alajeró o San Sebastián.
Resultó de máximo esplendor, entre todas, la ceremonia de la entrega del edificio, celebrada en la mañana del sábado, día 23, con la presencia de numeroso público, autoridades, fuerzas de Falange Tradicionalista y de las J. O. N. S. y organización local de Flechas, tuvo lugar la entrega de las llaves por un representante del señor Rodríguez López al señor cura párroco de Alajeró, quien seguidamente procedió a la bendición del local.
Para recibir al Santísimo Sacramento, que desde la Parroquia de Alajeró era trasladado a Playa de Santiago, se organizó en el barrio de Antóngil (donde previamente se había establecido un artístico altar), una nutrida procesión, en la que gran número de fieles, jubilosos, acompañaron hasta la nueva iglesia a S. D, M., bajo palio, oficiando el señor cura dé Alajeró, y con escoltas de las organizaciones locales de Milicias.
A las 10 de la mañana se celebró una solemne función, con gran lucimiento, en la que el párroco, don José Trujillo Cabrera, pronunció una Elocuente oración – sagrada, en la que hizo gala de sus superiores condiciones oratorias, transmitiendo a sus fieles toda la emoción del acto que se realizaba y lo que era su significación en la historia de Playa de Santiago.
En inspirados párrafos destacó la labor insuperable de humanidad y trabajo realizada por don Álvaro Rodríguez López, al que tanto debe la prosperidad de esta comarca, y a la que habrá que añadir, ya desde hoy, el eterno agradecimiento de sus hijos, por este nuevo acto de cristiandad y desprendimiento, de tan alto significado, y que perdurará en la recordación de su nombre por las generaciones futuras. Y en bellas frases premió el desinterés y entusiasmo puestos hasta la consecución de la obra, por el ingeniero Don José Rodrigo Vallabriga, que es el autor del proyecto.
En los restantes días de las festividades tuvieron lugar otras solemnes y muy concurridas ceremonias, haciendo uso de la palabra en ellas los demás oradores sagrados, que de modo elocuente excitaron los sentimientos de religiosidad de estos fieles, marcándoles el camino de sus obligaciones cristianas.
El señor, cura párroco de Agulo, como encargado de. Nuestra misión en esta isla, dejó constituidas las Juventudes Católicas, que han quedando funcionando con gran entusiasmo.
Los moradores de la Playa de Santiago agradecen a todos la aportación que pudieran haber tenido en la obra, y, excitando a aquellos elementos de valía, que se han constituido en sus benefactores, a la realización de otras mejoras que le lleven por el camino de su ininterrumpida grandeza.
Corresponsal
La Prensa: diario republicano Año XXIX Número 10602 – 9 de noviembre de 1938