Isabel Aguilar: “La salud no lo es todo, pero sin ella todo lo demás es nada”
El próximo día 30 de noviembre es el día internacional dedicado a los Trastornos de la Conducta de la Alimentación (TCA), por ese motivo hemos contactado con la abogada Isabel Aguilar, la presidenta de la Fundación Canaria Juana Reyes, que dedica gran parte de su labor a concienciar y sensibilizar en el cuidado de la Salud Mental. Ella misma padeció algunos años este trastorno y está felizmente recuperada desde hace bastante tiempo. Con Isabel hemos querido abordar, cómo se afronta la lucha anterior y posterior a la toma de conciencia de esta dura enfermedad.
Isabel, como se suele decir, se repite para afianzar y, en este caso para que se tome conciencia de la difícil situación que sufriste, en tu caso de anorexia nerviosa, cuéntanos una vez más cómo empezaron aquellos problemas en tu adolescencia.
Me diagnosticaron este Trastorno de la Conducta de la Alimentación (TCA) a los trece años. Lo más importante es que quienes la hemos padecido, aunque es una enfermedad muy seria, se pueden recuperar e, incluso, se puede salir con más fuerzas.
Como otros trastornos, en mi caso, también se manifestó en la adolescencia, un período en la cual el ser humano busca su propia identidad, como es sabido. Son factores que predisponen un estilo de crianza sobreprotector, ser muy sensible a la etiqueta dañina, tener una especial vulnerabilidad, por tanto. Si a esto unimos unas aptitudes notables en lo curricular y ser fémina y, recibes, además, una educación en una sociedad con tintes paternalistas que no te permite desarrollar tu libertad en una etapa crucial, se cae claramente en un vacío personal.
Entonces que es cuando llegan los problemas más severos, ¿es así?
Tu situación se adentra en un claro conflicto, que se refleja en tu cuerpo y en la relación con la comida. Se observa más a lo que la sociedad espera de ti: un cuerpo estupendo a la opinión de la generalidad y una actitud complaciente. Por tanto, se hace más que necesario aprender que tu peso ha de estar dentro de unos parámetros de salud para realizar funciones tan vitales como respirar y también otras como caminar. Pero también existe un alimento para el alma, y ambos tienen que estar en armonía.
En tu opinión el sistema sanitario ¿estuvo a la altura?
El sistema sanitario es fiel reflejo de la sociedad, si me permites realizar la siguiente comparación: en el estado de alarma vivido recientemente se hacía un reconocimiento generalizado al personal sanitario, sería seguramente injusto estar en contra, pero si esta situación la extrapolamos al campo de la salud mental, sólo quisiera dejar planteado ¿hemos reflexionado si el personal que cuida de enfermos crónicos o en fase aguda de salud mental están lo suficientemente reconocidos por la sociedad? Hay que pensar que son pacientes difíciles, no hablo ya de los TCA sino del paciente que llega descompensado a urgencias, a veces, con delirio, no pueden gobernarse por sí mismo y requieren ingreso. De la problemática de la no adherencia al tratamiento en trastornos mentales graves, al seguimiento diario que hay que hacer a una enferma con TCA en fase aguda, etc.
Lo que intento decir es que todavía existe mucho desconocimiento, el amplio espectro de lo que es salud mental aún está estigmatizado, aún se esconde y se desconoce la labor profesional, tal vez poco reconocida.
¿Qué riesgos o consecuencias orgánicas puede ocasionar tu enfermedad? ¿Observas que escasea información en la sociedad?
Acerca de otras patologías la sociedad posee más información. Y como sabemos la falta de información puede ocasionar incomprensión y a veces, falta de sensibilidad hacia una paciente que trata de recuperarse y que su organismo adquiera “vida normalizada”.
En el caso de los TCA y en concreto en la anorexia es muy serio y el tejido óseo sufre muchísimo y puede quedarse bastante dañado y órganos tan importantes como el riñón tampoco salen favorecidos. Hay que estar vigilante con el sistema hormonal y en fase aguda pueden observarse igualmente casos de lagunas en la memoria.
¿Podrías explicar cómo se aborda la terapia?
No se habla de comida ni de peso, en contra de lo que se pudiera pensar. Hay que decir que se trata de una etapa larga, hay que hablar de años. Se requiere de un apoyo profesional y familiar sólido, es importante en ese recorrido no tener sentimiento de soledad. Entiendes que se trata de una crisis y como de todas se sale, el asunto está en salir fortalecida. Requiere de un gran trabajo personal, observas que padeces un vacío personal, aprendes a llenarlo contigo misma y también aceptas que algunos no hay que estar obligados a llenarlos. Es entonces, cuando tomas conciencia de tu enfermedad y además, es el momento en que estando en armonía contigo misma, la relación con tu cuerpo y con la comida se normaliza.
Además, la terapia te ha entrenado para una posible situación de frustración y sabes cómo activar la calma, minimizar el riesgo y definir la situación. Al final, como de todas las crisis, intentas salir mejor y más fuerte. Requiere tiempo, pero lo importante es que se puede superar.
INCOMPRENSIÓN SOCIAL
Pero, ¿no te frustra hoy en día todavía esa incomprensión social hacia los enfermos mentales? No estamos hablando de una enfermedad descubierta hace pocos años
Existe una incomprensión social, el estigma, esa etiqueta dañina que subyace, como ya he comentado, con casi todo lo que tiene que ver con la Salud Mental la alimenta. En personas muy sensibles, como suelen ser los enfermos mentales y, sobre todo cuando nos encontramos en una etapa en vías de recuperación (creo que a todos nos sucede), puede llegar a ser incómodo sentir que la sociedad entienda, sea empática y que incluso, tenga una especial consideración con otras patologías. Observamos esto, mientras que, al mismo, a una persona que ha sufrido un Trastorno de la Conducta de la Alimentación (TCA) se la culpabiliza de su propia enfermedad y, otro claro ejemplo, en adicciones cuando una persona sufre adicción a alcohol se le reprocha socialmente y cuando después de un tiempo este mismo enfermo sufre un problema de oncología hepática, el tratamiento es de comprensión y consuelo.
Por último, ¿qué les pedirías a los responsables públicos y qué mensaje darías a enfermos de TCA?
A los responsables públicos, si pudieran sopesar dar un impulso a la información a fin de que la ciudadanía tome conciencia de la importancia de la Salud Mental.
A cualquier afectada o afectado (porque esta enfermedad tambien la padecen los hombres, aunque en menor porcentaje), le diría que vale la pena hacer nuestra la reflexión de Schopenhauer: “La salud no lo es todo, pero sin ella todo lo demás es nada”.
Completamente de acuerdo con Schopenhauer, por muy obvia que sea su afirmación.