A mi gran amigo Esteban
Huérfana de liderazgo carismático porque los que pretendieron sustituirte, se quedó en eso, una burda pretensión .Alguno ni te llegó ni a la categoría de enemigo.
María Esther Hernández.-Tengo una honda tristeza por la pérdida de un gran amigo, algo muere en nosotros cuando perdemos a un ser querido. Leía hace unos días que hay que cuidar a los viejos amigos, porque nunca volveremos a tener nuevos viejos amigos.
Para los que tenemos algunos años, ciertamente que esto no será posible. No será posible volver a tener un viejo gran amigo como Esteban. Fraguamos nuestra amistad a lo largo de casi treinta años de militancia política y, como él bien decía, entre las cosas buenas de la política está el haber hecho buenos amigos.
Yo tuve el honor de contar con su amistad, con su afecto y con su apoyo, gracias Esteban. Ante cualquier circunstancia adversa, siempre tenías esta expresión: los buenos barcos se miden en los grandes temporales. Y tú llevaste siempre firme el timón en las aguas tormentosas de la política, sólo te pudo la enfermedad. Sobrevolabas las situaciones sin perder tiempo en las disputas estériles y, concentrabas tus energías en los grandes logros, para lo que tuviste que remover grandes piedras en el camino, no, no lo tuviste fácil, pero fuiste un guerrero de gran coraje político, luchador.
Admiraba tu valentía y el gran amor a tu pueblo, a tu isla y, por tu dedicación y entrega a esta tierra nuestra, ya te has ganado un lugar en su historia. Eras una persona sincera en tus planteamientos, pero tu saber estar y tu educación hizo que siempre tuvieras una actitud correcta, una palabra amable, incluso para los que sabías que menos te querían. Toda trayectoria humana está plagada de luces y sombras, producto de nuestros defectos y virtudes, que hace que tengamos aciertos y equivocaciones.
Pero en el balance final de su vida, a Esteban le pesan más sus virtudes y aciertos. Tuviste un gran mérito personal al salir adelante en medio de dificultades, pero, los valores que aprendiste desde la cuna, y tus cualidades innatas te sirvieron para afrontar tus responsabilidades futuras. Tenías entre tus dotes personales la oratoria y, tu personalidad y carisma te conferían esa auctoritas para el liderazgo que ejerciste con dignidad, a pesar del terreno hostil en el que siempre te tocó lidiar.
Trabajaste como nadie para lograr una organización dentro de un espacio político que permitió la pluralidad democrática en esta isla, y que hoy con tu marcha queda huérfana de un líder carismático. Comenzaste tu carrera polAítica con las primeras Elecciones democráticas en 1979, en aquella etapa ilusionante que fue la Transición. A partir de este momento, como alcalde y con gran visión de futuro comienza una carrera lenta pero segura en la transformación del municipio de Valle Gran Rey.
Las críticas nunca te desviaron de tus objetivos y con gran tesón impulsaste su desarrollo. Siempre decías que lo que era bueno para Valle Gran Rey era bueno para la isla y de todas tus acciones, tanto como alcalde como de diputado por la isla, destaco la mejora de las comunicaciones. Como sentimos el zarpazo de tu enfermedad, como nos dolía el sufrimiento inútil que te causaron las deslealtades y la falta de humanidad de aquellos con los que tan bien te portaste.
Ahora, Esteban, descansa en paz. Como creo en un Dios de misericordia y perdón, estoy segura que el pasado domingo acompañado de tus buenas obras, hiciste tu entrada triunfal en el descanso eterno. Esteban, no te has ido del todo, estarás siempre en nuestro recuerdo. Huérfana de liderazgo carismático porque los que pretendieron sustituirte, se quedó en eso, una burda pretensión .Alguno ni te llegó ni a la categoría de enemigo.