Antología del Verso de Antonio Niebla Rodríguez, transcritos y comentados por Antonio Luis de San Pedro.-
"En la subida de la Virgen de Fátima de 2013, comencé la recopilación de los versos de abuelo, Antonio Niebla Rodríguez, Dios me permita terminarla"
Aquí van mis versaciones
paridas en las Lairitas
que emanan a borbotones
tal cual corazón palpita.
A mi abuelo con amor,
la máxima admiración
y en memoria de su honor,
le honramos con gran fervor.
Creo que no hay que decir,
que la familia al completo,
de hijos a cuadrinietos,
esto querrán referir.
Amigo, empiezo a contar
fragmentos de su legado
que por amplio y alejado
no es posible completar.
Niebla Rodríguez, Antonio,
que Dios lo tenga en su Gloria,
transformaba en testimonio
cualquier relato o historia.
Ya fuera algo personal,
público o particular,
cuanto él se proponía
lo plasmaba en poesía.
En Arure es que nació,
donde luego nací yo,
pueblo al que su amor dio
y de su historia cantó.
Con la ayuda de su pueblo
comienzo a recopilar
los poemas de mi abuelo,
que otros puedan recordar.
Una de las poesías
que más impacto causó,
fue aquella que aludía
que a la Virgen se robó.
Es mayo de dos mil trece,
viernes diez y no es su día,
pero hoy la Virgen subía
a dormir en Acardece.
Mañana es venerada
de camino a su morada
con retumbar de tambores
y al paso de bailadores.
En los pueblos ya es usanza
que alguna celebración
se adelanta o se retrasa
en bien de la tradición.
Ya que mi labor comienza
por las fiestas a María,
sería bueno si empieza
con el hurto a su estadía:
Robo a la Virgen de Fátima.-
Día catorce de enero
es Paulina la que grita,
que a la Fátima bendita
le robaron su dinero;
grito que en Arure entero
se corrió en cinco minutos.
Fue general el disgusto,
con un gran resentimiento,
por el acontecimiento
tan deshonrado y tan bruto.
Se hacen averiguaciones
de quién será o quién sería
pero La Virgen María
desbarató los montones;
se oyeron declaraciones
que aquella tarde anterior
hubo por allí un señor
vecino de Vallehermoso
y que aquel pillo curioso
se lo llevó a lo mejor.
Siendo la opinión de todos
el peón telegrafista
lo observaron a la vista
por si declaraba el robo.
Fueron siguiendo la pista
hasta las Piedras Hincadas
y al no notársele nada
se hizo correr el ‘vocil’
de que la Guardia Civil
estuviera preparada.
La Guardia Civil salió
enterada del asunto,
la que le tomó los puntos
y la que lo registró;
en su persona encontró
una cartera atestada,
le dicen, esto no es nada,
pero hay que ver otra cosa
que estas pesetas mohosas
estaban depositadas.
Allí se les declaró
sin disculpas ni reproches
que cómo a la media noche
a La Fátima robó.
La Guardia le preguntó
por lo demás que allí había,
dijo que la perrería
como era carga pesada
la había dejado enterrada
sobre el lugar que dormía.
Autor: Antonio Niebla Rodríguez
Arreglos: Antonio Luis de San Pedro
(Recordada por muchos parientes y vecinos del Pueblo)