Carta de Agradecimiento de la Familia de Librada Vera Sierra a la Residencia de Mayores de Hermigua
Buenos días vengo a ver a Librada…
Recuerdo el día en que mi madre me dijo con lágrimas y mucho dolor que mi abuela iría a la residencia de Hermigua…
Se lo mucho que le costó aceptar las circunstancias.
Me abren el portón y entro. Allí encuentro una casita y una familia.
Nada es frío como esperaba. Hay gente en la terraza charlando, una señora habla por teléfono, otra tiende ropa, mientras cocinan charlan de sus cosas, otra pela papas en el comedor y otro dobla servilletas…
Entro al salón y veo a mi abuela sentada, me mira y sonríe. Esa sonrisa no solo era por mi visita, en ella me decía, estoy bien.
Hay una estancia en la que hay muchos juegos de mesa, libros, puzzles, pinturas….
A mi hija Olivia le encanta esta habitación y una de las chicas le acerca un juego.
Salimos a pasear y mi abuela me enseña las hierbitas que ha plantado en los maceteros de alrededor. Y me recuerda para que se puede utilizar cada una de ellas.
Era experta en aguas guisadas. Y les aseguro que estas agüitas eran mejor que cualquier medicina.
Sentadas en uno de los bancos de la terraza me da el sol en la mejilla mientras cojo de la mano a mi abuela. Siento mucha paz.
Cuando me voy de allí siento tranquilidad.
Mi abuela paso en esta casita los últimos años de su última etapa en la vida.
Quien con suerte logra llegar a ella, llega llen@ de vivencias, que a su vez son aprendizajes y por ende sabiduría. En las anteriores etapas aprendes y en está enseñas.
Quien se rodea de ellos y logra captar toda esta esencia, aprende tanto de la vida que se vuelven personas maravillosas.
Y a esas personas es a quien quiero dirigirme hoy.
Se de buena tinta que cuidar no es tarea fácil. Que en ocasiones resulta agotador. Pero también es la tarea más gratificante.
A uno se le llena el alma brindando ayuda a quien lo necesita. Desde las tareas más básicas de la vida diaria ( ayudar en el aseo, vestir, comer, andar..), hasta las mas “humanas” ( escuchar, consolar, abrazar… ).
A todas y cada una de ellas y ellos, GRACIAS.
Hay una mujer en ese hogar que ha calado hondo en mi y sobretodo en mi madre, Noelia.
Noelia es una mujer de carácter, desprende fortaleza y al mismo tiempo bondad.
Todos y cada uno de los que allí viven son “sus abuelos”. Pone toda su energía y preocupación para que estén lo mejor posible y eso la hace tan GRANDE como el océano que le gusta bucear.
A toda la familia que conformáis ( auxiliares, fisio, enfermer@s, cociner@s, chofer…), GRACIAS. Por cuidar con cariño a mi abuela en su última etapa.
Sois increíbles. Mi familia y yo os estamos inmensamente agradecidos.
Librada, como ustedes la llamaban, estoy segura también os da las GRACIAS desde el cielo.
Un abrazo
Familia de Librada Vera Sierra