Gomera, que así se llama la última ficción que se rueda en la Isla bajo la dirección del reconocido director de cine rumano Corneliu Porumboiu, ha comenzado a filmarse tal y como adelantó este Medio digital en primicia el pasado mes de marzo y en el que señalábamos el inminente comienzo del rodaje de este Film.

Se trata de  una coproducción francesa, rumana y alemana, que tiene al Silbo Gomero como protagonista de una trama que gira en torno a  la liberación de un empresario rumano de la cárcel, utilizando este lenguaje. 

El propio director afirmó que el Silbo Gomero le ha servido como “inspiración para la redacción del guión de la película y darle forma a una historia que también alude al control de los actuales sistemas de comunicación”. Además, valoró la potencialidad de La Gomera como plató natural para este rodaje.  

“Un valor añadido de esta película es su propio nombre que permite la promoción de La Gomera por todo Europa y en importantes citas cinematográficas como el próximo Festival de Cannes en Francia, el de Venecia, Locarno, Berlín y San Sebastián”, explicó la consejera de Turismo, María Isabel Méndez. 

La llegada a la Isla de esta producción, que tiene un presupuesto de 2,9 millones de euros, ha sido posible después de varios encuentros de coordinación entre la Institución insular y la productora del film, cuyos miembros expusieron las objetivos de la grabación. Entre ellos, la difusión de este legado patrimonial y de los paisajes gomeros, cuyas alusiones dentro de la película “serán recurrentes”, apuntó .

Para la coordinación de la grabación, al igual que la elección de las localizaciones en la Isla, la productora ha contado con el asesoramiento de La Gomera Film Commission, una herramienta  puesta en marcha por el Cabildo y que está permitiendo la atracción de nuevos proyectos cinematográficos durante este año. Además, este rodaje también cuenta con la colaboración de Promotur. 

En relación a la repercusión económica que tiene el rodaje en la Isla, Méndez detalló que la estancia de todo el equipo, el consumo que genera, así como las necesidades logísticas de una producción de estas características, supone “una importante inyección a restaurantes, alojamientos, compañías de transportes o de distribución logística”.