La congregación teosófico-cristiana “Filiichristi” de Agulo.

Juanca Romero, Periodista, Escritor y Guia de de Rutas misteriosas en Tenerife, se adentra en la historia de esta congregación filosófica de Agulo y desvela para los oyentes del programa, “Hoy por Hoy” de la SER, el nacimiento y posterior desaparición de dicha hermandad. 

El pasado viernes, 31 de Enero, el programa “Hoy por Hoy de la Cadena Ser, ofrecía a sus oyentes un espacio en el que, parte de la historia del municipio gomero de Agulo fue desgranada por el Periodista, Escritor y Guia de Rutas misteriosas de Tenerife, Juanca Romero, quien acercó a los oyentes de la Cadena la trayectoria de la congregación teosófico-cristiana “Filiichristi” .

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Hace poco más de un siglo surgió en Agulo, esta congregación teosófico-cristiana denominada los Filiichristi. Sus principales miembros escribieron novelas, ensayos, poemarios y artículos en prensa donde reflejaron su interés por las ciencias ocultas, la teosofía, el esoterismo, la hipnosis, la masonería, la brujería y la sabiduría oriental como el taoísmo.

Destacaron por sus reuniones secretas, sus vidas ermitañas y sus capacidades para la adivinación y el contacto con los muertos, con cánticos gregorianos a las once de la noche, con esas túnicas blancas, grandes medallones y el pelo largo”

Entre sus afiliados había gente de interesante influencia, intelectuales que se dedicaron al estudio y contemplación del conocimiento a través de todos los credos. Aunque ellos decían que se reunían para “la práctica del cristianismo”, esta corriente bebía del espiritismo, la masonería, la teosofía o la hipnosis, entre otros movimientos. No aceptaban a personas casadas, y quien quería entrar en la orden debía anular sus nupcias.

Los hermanos Agustín, Pedro y José Bethencourt, el poeta Pedro Sánchez, Domingo Montesinos o Pascacio Trujillo, son algunos de los miembros más destacados de aquella singular sociedad, destacando por sus obras literarias, como La corrupción del mundo o el imperio de la magia, de Pedro Bethencourt.

La huella de los Fillicristi: quedan como recuerdo varios tomos, algunos en muy mal estado, de las obras que escribieron los hermanos Bethencourt, o un poeta como Pedro Sánchez, para algunos casi a la altura del gran Pedro García Cabrera. La casa donde hacían los rituales, todavía en pie, se la dejaron en herencia a una niña y hoy pertenece a otra familia, mientras que las pertenencias y libros que dejaron los Filiichristi están expuestos en la planta baja de la casa natal del pintor José Aguiar, quien compartió historias con la familia Bethencourt y Domingo Montesinos.