El sentir gomero de Taco
Estos enclaves fueron construidos y prosperaron gracias al empuje y talante trabajador y sacrificado de los naturales de la Isla Colombina
Durante años se asentaron en los barrios de Taco, Barranco Hondo, San Matías, Las Moraditas o El Sobradillo, situados entre Santa Cruz y La Laguna, en la Isla de Tenerife, un nutrido grupo de personas llegadas desde La Gomera que convirtieron a estos lugares en una extensión de su propia Isla. En la actualidad, no son demasiados los pobladores originales que residen pero sus descendientes siguen conservando parte de las tradiciones y, desde luego, mucha de la idiosincracia de sus orígenes.
Estos barrios de Tenerife están tan marcados por la Isla Colombina que muchas de sus calles lucen nombres como Garajonay, Valle Gran Rey, Alajeró, Imada o Hermigua. Lo que viene a ratificar la certidumbre de que nos encontramos en un lugar que en realidad es una especie de dimensión paralela de la Isla. En la actualidad, Taco está de moda porque es el escenario de una superproducción debido al característico aspecto de sus viviendas construidas por estos isleños.
El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, destaca el carácter emprendedor y trabajador que siempre ha caracterizado a los gomeros y gomeras. “Somos un pueblo que a lo largo de la historia ha demostrado que se refuerza y crece ante las adversidades y que allá donde va transmite nuestras singularidades y el amor que siente por nuestra tierra, algo que ha sido un factor clave a la hora de estrechar nuestras relaciones comerciales y sociales con la capital económica de nuestra Isla vecina”, explica orgulloso.
Margarita Velázquez es un ejemplo de gomera luchadora incansable. Tiene un marcado acento venezolano, ya que a pesar de que sus padres eran originales de San Sebastián, fueron a recalar al país sudamericano a bordo del histórico barco Telémaco. En la actualidad, su padre sigue viviendo en Venezuela aunque ella con el resto de la familia reside en Taco. La convivencia con personas de esta Isla es tan cotidiana que no le da mayor importancia ni repara especialmente en ella. Dice que están todos muy unidos por sus orígenes y viven a su manera las fiestas de La Gomera, como por ejemplo la Bajada que tiene lugar por estas fechas.
“Aquí lo disfrutamos todo con mucha intensidad”, indica. Del carácter de los gomeros destaca su vena trabajadora y emprendedora. Su padre, con 91 años ya tiene claro que se queda a vivir en Venezuela. La última vez que estuvo en Canarias fue hace una década pero ahora la crisis económica y la edad hacen que no sea tan fácil volver a su lugar de origen.
Sebastián Esteban Suárez es de Valle Gran Rey y llegó hace ya muchos años a Taco. Sus nietos se han desvinculado un tanto de la Isla de su abuelo pero la conocen a la perfección por la cantidad de historias que les ha contado. A pesar de su avanzada edad suele volver con frecuencia para vigilar las tierras que todavía tiene por allí y aprovecha para recargarse de la energía que le brinda su Isla. Cuando llegó a Taco se dedicó a la construcción y hoy disfruta de una gran casa amarilla, situada en una de las empinadas calles del barrio. Cuando se casó decidió hacer fortuna en Tenerife y la verdad es que tampoco le ha ido del todo mal. Con el tiempo se arraigó a este barrio y a su forma de vida. Indica, su nieto Esteban Suárez, que las relaciones entre los gomeros del barrio son cordiales, de hermandad y que no suelen hacer muchas diferencias por sus orígenes. “En las fiestas y en el día a día todos somos iguales”, apunta.
Manuel Jesús Medina Rizo lleva 45 años viviendo en el barrio. Exactamente desde llegó de Hermigua cuando tenía unos pocos meses de vida. Luego ha estado en otras dos ocasiones allí, cerca de tres meses cada una de ellas pasando las vacaciones. Con el tiempo se ha ido desvinculado de su Isla y la de sus padres, hoy fallecidos. No obstante, los familiares que aún residen en Hermigua, y que llevan un restaurante, de vez en cuando vuelven a Tenerife cargados de frutas y de regalos. “Ellos tienen fincas y terrenos y por eso les gusta traernos de todo”, indica alegre.
No sabe explicar muy bien la razón de por qué los gomeros han acabado arraigándose en esta tierra pero lo que está claro es que San Matías, El Cardonal, Taco o Las Moraditas son lugares a los que los habitantes de esta Isla han recalado de forma histórica. “La gente vino intentando prosperar. Parece que en aquellos tiempos la cosa estaba un poco chunga en Venezuela y por eso decidieron quedarse en Tenerife que era más cercana y todo parecía que empezaba a despegar”, explica.
Medina Rizo creció rodeado de historias que tenían a La Gomera como argumento fundamental. “Me contaban como allí la gente no usaba dinero sino que te daban aceite por azúcar o por café. Los que tenían dinero eran cuatro ricos nada más”. Sus padres, hoy fallecidos, también se dedicaron a la construcción y a trabajar en bares y restaurantes y luego él comenzó a trabajar con sus hermanas.
Indica que entre los gomeros de Taco, pese al tiempo transcurrido, sigue existiendo una unión especial. “En San Pío de cien viviendas, treinta están ocupadas por gomeros y en San Matías, El Cardonal, Sobradillo o Barranco Hondo yo creo que casi todos”, detalla.
El carácter de los gomeros lo define como “humildes y trabajadores”. Y de hecho le impresiona la forma calurosa y la sorprendente amabilidad con la que fue recibido la primera vez que estuvo en La Gomera. Eso y la paz y tranquilidad que se percibía por las mañanas en su casa de Las Cabezaditas sigue estando grabado de forma indeleble en sus recuerdos.
Cada 12 de diciembre, el barrio de Taco celebra la festividad de la Virgen de Guadalupe, que suele congregar a gran parte de la colonia de naturales de la Isla y supone la ocasión perfecta para el reencuentro. Sin duda, este acto constituye una sólida prueba de la unión de este barrio con la Isla Colombina.
‘Orange Crush’, el refresco de Taco
El refresco Orange Crush, nació en el año 1916 en Los Ángeles cuando el químico Neil Ward creó el proceso para mezclar sus ingredientes y llegó a la fórmula exclusiva y única que la hizo famosa. Así, se funda la empresa Orange Crush Company, que en los años 30 se expande a otros países.
En Tenerife, el dueño de la fábrica era Gabriel Mejías Fragoso, natural de Agulo en la Isla de La Gomera y que murió en Madrid. Este empresario, ejemplo perfecto del carácter emprendedor gomero, impulsó la comercialización de este refresco en Tenerife sobre el año 1928, perdurando la misma hasta la década de los 70. La fábrica se encontraba en las Torres de Taco y tenía un almacén en la calle Porlier de Santa Cruz de Tenerife. Este refresco se comercializaba en naranja y limón en botellas de cristal, que se repartían a los comercios en cajas de madera de 24 unidades. Su popularidad fue tal que hasta los años 70, la marca era conocida como el refresco de Taco.