La candidatura de Hermigua en Aquarius, coincide con la conmemoración de su Bicentenario de constitución como Ayuntamiento
Hermigua baja desde Garajonay hasta el mar, derramándose en una alfombra verde de laurisilva, fayal-brezal y plataneras, para morir a los pies del viejo pescante batido por el Atlántico. Este valle, quieto y profundo, esconde buena parte de la historia de La Gomera y supone todo un encuentro para el visitante ávido de tranquilidad, ávido de lo más auténtico que Canarias puede ofrecer.
Para conocer Hermigua es conveniente adentrarse en su pequeñas calles, conversar con sus gentes y adivinar el profundo amor de los gomeros por su pequeña tierra, la más antigua de Canarias y donde los volcanes y malpaíses han desaparecido para formar profundos e inaccesibles barrancos.
Hermigua, el valle encantado de La Gomera, es todo un mundo para quien busca el encanto de lo pequeño, de lo místico de sus roques y la afabilidad de sus gentes, se constituye como ayuntamiento, según la historia en el año 1812, acabado el régimen señorial, cumpliéndose en estas fechas doscientos años como Ayuntamiento.
A partir de entonces comienza en el valle una serie de obras para llevar el agua a todos los cultivos, caracterizados sobre todo por el plátano, luciendo por aquel entonces todo su esplendor , llegando a ser el municipio mas prospero de la isla como así lo atestiguan la proliferación de la construcción de viviendas con un marcado aspecto señorial.
Fachadas monumentales, verjas ornamentadas, galerías, patios, balcones, portadas de ensueño, jardines exuberantes, grandes pilares, exquisitos detalles, artesanías esplendorosas, laboriosos trabajos de cantería, alfices, pilastras, recercados, escaleras voluminosas, miradores, cúpulas… fueron elementos propios de una arquitectura ecléctica y ostentosa que, guardando las formas y la simetría, pusieron de moda aquellos hombres que se beneficiaron del auge económico del valle.
La guerra Civil Española y la construcción del muelle en la capital de la isla es el comienzo del ocaso en la prosperidad y riqueza de un pueblo que por aquel entonces contaba con una población cifrada en mas de 5000 habitantes, la cual a partir del año 1940 comienza a sufrir una importante merma inducida por la inmigración.
Hermigua en la historia
Muy cerca del pescante, en la Playa de Hermigua, en tiempos de la conquista fue asesinado Juan Rejón, el conquistador de Gran Canaria a manos de los mercenarios de Hernán Peraza el Joven, un tirano avasallador que sometió durante años a la isla de la Gomera hasta que los nativos del Cantón de Mulagua (Hermigua) guiados por Hupalupu –un viejo muy respetado en todo el cantón— y Hautacuperche, un valeroso guerrero, acabaron con su reinado de opresión y arbitrariedad.
Ya en épocas mas recientes, concretamente un 22 de marzo de 1934, los hermigüenses demuestran de nuevo que no están dispuestos a doblegarse ante el poder caciquil que por aquel entonces predominaba en el valle que lideraban Ramón Plasencia y Nicasio León.
Como resultado de los "Sucesos de Hermigua", aparte de detenciones, palizas, juicios y demás represalias, Vicente Valladolid Mesa, Manuel Avelino Perdomo Plasencia, Francisco Martín Negrín, Avelino Navarro Méndez, y Leoncio Fagundo Hernández fueron condenados a muerte. Domingo Medina Santos, el herido grave, a 20 años, Juan Martín Hernández, Serafín Casanova Medina, Avelino Hernández Barrera y José León Piñero a 12 años. Fernando Ascanio Armas a 6 años. Antonia Gutiérrez González, Catalina Hernández Negrín y María Hernández Hernández a 3 años y Manuel Peraza Hernández a 2 años, mientras otros 16 hombres y una mujer son absueltos.
La Ley de Amnistía del Frente Popular de febrero de 1936 los pone en libertad, libertad que durará hasta julio de 1936 (golpe de Estado del General Franco), siendo detenidos a partir de entonces todos los implicados en los "Sucesos de Hermigua". Los cinco condenados a muerte son "desaparecidos" y con ellos "desaparecieron" también a José León Piñero, Domingo Rodríguez, Juan Martín Hernández, a Antonio Martín Hernández, a Antonio Hernández García, a Manuel Casanova Medina, a Jesús Chávez, a Tomás Brito, al maestro Enrique Biscarria, a Antonia Pineda Prieto y a su hijo recién nacido y a Fernando y Pablo Ascanio. Todos ellos fueron apotalados(arrojados al mar con pesos) desde los riscos de la costa norte gomera.
Nota: Datos extraidos de diferentes artículos publicados sobre los "Sucesos de Hermigua".