Origen y desarrollo del barrio de Los Aceviños
Una vez abolido el régimen señorial sus tierras de cultivo y sus montes quedaron incluidos definitivamente dentro del término municipal de Hermigua a partir de 1837. Probablemente este lugar se pobló en la primera mitad del siglo XIX, coincidiendo con la roturación del límite forestal. Sus primeros pobladores procedieron muchos de ellos de los barrios más altos de Hermigua.
Los primeros asentamientos del barrio se caracterizaron por su carácter disperso, con edificaciones unifamiliares aisladas, pero que ya a finales del XIX contaba con una notable población. De hecho, en 1894 el consistorio hermigüense nombra al primer alcalde pedáneo de Los Aceviños, don Francisco Sánchez Medina. Más tarde, el caserío de Los Aceviños fue el primer barrio en contar con un suplente de alcalde de barrio debido al elevado número de habitantes que ya poseía en 1928; dicho cargo recayó en don Rosendo Martín Herrera (1).
Para entender cómo era la vida del barrio a comienzos del siglo XX es necesario leer a Enrique Niebla en su más que interesante artículo “El uso histórico del camino de Los Aceviños de Hermigua” (2). En este trabajo, el profesor Niebla señala que la historia del barrio de Los Aceviños está muy relacionada con la dinámica socioeconómica establecida entre el valle de Hermigua, territorio ocupado por la agricultura de regadío desde los primeros tiempos de la colonización insular, y la corona forestal, espacio suministrador de materias primas -madera, carbón y brozas- imprescindibles para el desarrollo agronómico, además de lugar de cría de ganado en régimen de suela controlada.
De hecho, la cabaña ganadera la formaban cabras, ovejas de lana, algunas vacas y pequeñas piaras de cerdos negros alimentados con raíces -especialmente de helechos- y frutos de la laurisilva. Como bien señala el referido autor, el uso energético de la madera fue otro gran recurso aportado por el monte gomero. La proliferación de carboneras ha estado muy relacionada con las formaciones de brezos, que con su excelente leña permitía la elaboración de un carbón vegetal de excelente rendimiento calórico que constituyó, junto con la leña, el principal combustible para uso doméstico y económico.
En el plano educativo sabemos que ya en 1931, al comienzo de la Segunda República, existía una escuela de barrio (mixta) regentada por una maestra en Los Aceviños. No será hasta 1960 cuando el barrio cuente con una casa escuela; hoy este inmueble ha sido reconvertido en albergue municipal (3).
En el aspecto religioso, será de la mano del ilustre párroco de Hermigua Mario Lhermet quien erija una ermita dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. La construcción de este templo fue preparada por el propio don Mario.
Por otro lado, ya en 1974 se comienzan a celebrar las fiestas en Los Aceviños en honor a San Benito Abad.
A mediados del siglo XX la población de este barrio ya es importante, pero a partir de esta época se acentúa el proceso de la emigración. En 1950 la cifra de población de derecho era de 306 habitantes. Por otro lado, en 1969 aparece Los Aceviños con 269 habitantes, pasando a 141 en 1981.
Sin embargo, en la década de 1980 sufrió un fuerte descenso poblacional, contando en 1991 con sólo 28 habitantes. En 2003 se recuperó de dicho descenso poblacional alcanzando en 2008 los 81 habitantes (población de derecho) hasta llegar a nuestros días donde residen unas pocas personas (población de hecho).
Para entender este descenso demográfico es necesario saber que la generalización del uso de los combustibles fósiles, gas y petróleo, en las cocinas disminuyó considerablemente la presión sobre los bosques y la desaparición de una ancestral actividad como fue la obtención del carbón vegetal. Si además añadimos, las restricciones en la extracción de horquetas y varas y la disminución de la demanda por la reducción de la actividad agrícola insular, las condiciones para provocar el éxodo rural en Los Aceviños y en las zonas altas de la isla estaban servidas.
Desde mediados del siglo pasado hubo una cierta preocupación entre las autoridades políticas de la isla para comunicar Los Aceviños por carretera con el resto de la isla para evitar precisamente su despoblamiento. En 1966 dieron comienzo los trabajos de la pista forestal que comunica El Cedro con Los Aceviños. Por otro lado, Mario Lhermet intentó posteriormente sin éxito unir por carretera directamente el barrio con Hermigua. Finalmente, años más tarde se comunicaría el barrio con el resto de la isla a través del vecino municipio de Agulo.
Pero una de las grandes paradojas que siempre se ha dado en La Gomera es que, tal y como sucedió con otros caseríos de la isla, la llegada de las carreteras a Los Aceviños en vez de suponer un supuesto desarrollo, coincidió con un rápido despoblamiento del lugar y con la emigración de gran parte de sus residentes a Tenerife, isla que ofrecía mejores posibilidades económicas.
Ricardo J. Valeriano Rodríguez