La Gomera en clave de futuro
No me he pronunciado todavía sobre la turbia realidad política que vive La Gomera y no lo he hecho, con conocimiento de causa.
Los problemas del Psoe no son los problemas de los gomeros y mientras que los problemas de los gomeros me interesan y mucho, los problemas del Psoe me traen totalmente sin cuidado.
La guerra del Psoe no tiene nada que ver con la situación de los ciudadanos gomeros; es una guerra personal, una batalla por los sillones y por los puestos, una lucha por perpetuarse en un cargo público.
La refriega no tiene nada que ver con los gomeros, aunque haya gomeros metidos en ella.
Porque realmente se corre un riesgo grave cuando un partido político y unas personas copan durante treinta años las funciones representativas de una isla, que es identificar la parte con el todo y no, eso no es cierto. El psoe no es La Gomera y sus dirigentes no son exponentes de “gomeridad” (si se me permite la palabra) alguna.
Cuando Casimiro Curbelo es acusado reiteradamente de sus múltiples tropelías y anuncia con fervor que “quiere defenderse como un gomero más” hay que señalarle que va mal encaminado ya que los gomeros, en general, no son acusados de delitos y en todo caso podría decir que “quiere defenderse como un ciudadano más” pero meter la palabra gomero en asuntos tan turbios es una falta de respeto.
Los gomeros de a pie, tienen un sentido ético mucho más elevado que sus dirigentes políticos.
Esto es un juego de trileros, un reparto de pastel entre los que quieren el sillón, sus amigos y familiares… ¿Dónde estaba Julio Cruz y su gestora durante todos los años que Curbelo lleva haciendo lo que le da la gana? ¿Por qué Curbelo que proclamaba a los cuatro vientos su amor al Psoe tenía un partido alternativo registrado desde hace años? ¿Cómo queda ahora Patricia Hernández después de defender a Casimiro Curbelo?... y mil preguntas más que no tienen respuesta lógica ni coherencia ya que solamente obedecen a la política de ver al gomero como un voto con patas que garantice el puesto y no como un ciudadano, ni tan siquiera como una persona.
Lo que nunca ha comprendido el régimen, a pesar de que lleva parapetado treinta años es que en una isla como La Gomera, el bienestar de sus ciudadanos está estrechamente relacionado y progresando unos pocos, mientras otros lo pasan francamente mal, la isla no avanza, es imposible. Con la política de futuro para los míos y castigo para los contrarios, seguiremos encallados como un coche con las ruedas metidas de lleno en el fango. Ni tampoco se ha enterado de que para mejorar un sector hay que hacer algo más que llegar y ofrecerle un par de miles de euros en la mano como si uno fuera un dictador de una república bananera, ya que sin un plan o un objetivo, gastado ese dinero, los problemas volverán a ser exactamente los mismos.
Becas de estudios sí, pero no dejar fuera a estudiantes por motivos políticos y procurar que esos gomeros que estudian, regresen a su isla a volcar sus conocimientos y a ayudar a que su isla avance. Pagar los entierros sí, pero a quien tenga problemas o no pueda costearlo, no a quien tiene dos piscinas o a quien viniendo de fuera se empadrona en la isla a última hora.
Trabajo sí, pero de calidad y permanente, que no esté condicionado al voto o a la cercanía de las elecciones. Obras sí, pero las necesarias y procurando buscar una solución a todas las que están en desuso o sin terminar regadas por la isla.
Residencia de ancianos sí, pero no a costa de construir con dinero público y regalarle los beneficios a una empresa privada, ni tampoco para hacer una especie de hotel de lujo donde nuestros mayores queden fuera porque no les llega con su pensión.
Turismo sí, pero incidiendo en los mercados que nos han hecho fuertes y no emprendiendo aventuras para derrochar dinero en China o en Rusia, que no nos han reportado beneficio alguno. Pesca sí, artesanía sí, agricultura sí, miel de palma sí, comercio sí… pero con un esfuerzo continuado y no sacando el dinero de la hucha tres meses antes de las elecciones para no hacer nada más hasta las próximas.
Escuchar a los que saben de la materia y no se pasan el tiempo viéndolas venir en un despacho, a los agricultores, a los artesanos, a los comerciantes, a los pescadores… escuchar y obrar en función de sus necesidades, de las de todos y no de las de mis amigos o de las de unos pocos.
Esos son en resumen, ya que hay muchos más, los problemas de los gomeros. Esas son sus necesidades y eso es lo que hay que resolver… Los problemas de un partido, de quien se sienta en una silla o no; de quién se lleva los 60.000 euros al año, además de dietas y otras regalías, no tienen nada que ver con el gomero de a pie, ni le solucionan nada. El psoe no es La Gomera, ni sus problemas de puñaladas traperas tienen que ver con el futuro mejor que esperamos para los gomeros.