Lo que La Gomera necesita
Lo que La Gomera necesita es un gobierno que trabaje por la isla durante cuatro años de legislatura y que no lo haga a impulsos.
Imaginemos que usted tiene una familia amplia y una vivienda en propiedad; durante tres años y medio a su familia la tiene prácticamente famélica y sin comer, vestida con harapos y sin ningún estímulo vital; su vivienda la mantiene en estado ruinoso y a pesar de que se le caen hasta los azulejos y le entra agua cuando llueve, no mueve un dedo por arreglar nada… Eso sí, pasado este tiempo, durante seis meses, a su familia la sobrealimenta hasta unos límites en los que casi explotan, le compra la ropa más cara de la tienda y le dice lo maravillosos que son, a la vez que se dedica a parchear a prisa y corriendo su vivienda; para volver otra vez durante otros tres años y medio al estado de miseria anterior. Así cíclicamente, durante casi treinta años… ¿Tiene alguna lógica este tipo de comportamiento? ¿es sano?.- No, es profundamente absurdo.
Pues de esta manera, profundamente absurda, se lleva manejando la economía gomera durante casi tres décadas. A medida que se acercan las elecciones La Gomera parece Disneyworld o el Reino de la Fantasía ¿qué hay un encuentro de artesanos? Llega Casimiro Curbelo y les ofrece unos cuantos miles de euros ¿se evalúa cuáles son los problemas que padece ese sector y se busca alguna estrategia para mejorarlo? No ¿para qué? Tomen las perras, que es dinero público y a gastarlo como cada uno quiera
¿Pero es que dentro de seis meses, cuando el dinero se acabe tendremos los mismos problemas? Claro que sí, pero para ese tiempo yo ya habré ganado otra vez las elecciones y entones, a llorar al río (como en La Gomera no hay ríos, pues a llorar al arroyo del Cedro, será). Y así, con todo. Dinero por aquí, dinero por allá como el que paga rondas en un Saloon del Lejano Oeste ¿planes? ¿pensar? Para eso no hay tiempo que las elecciones están al caer.
En una reunión con comerciantes de San Sebastián, decía Curbelo que habrá que apretarse el cinturón porque el año 2.015 será duro y yo afirmo que duro no, será dramático. A partir de mayo, cuando se haya gastado todo y más sin ningún plan concreto y cuando los que hayan sido colocados a trabajar, para que el día de las elecciones estén con contrato y le voten a él, regresen al paro, en La Gomera van a faltar hasta piedras para comer. Porque ese es su plan, ese lleva siéndolo durante tres décadas y en eso llevamos tropezando los gomeros de manera masoquista y tozuda.
La política del impulso, del surrealismo, de la vergüenza ajena es la que se nos impone. La que lleva a un hombre a levantarse por la mañana y anunciar que va a construir un teleférico en Agulo ¿por qué? Porque sí, porque ahora me dio por ahí. Sin planes, sin estudios previos, sin analizar realmente la necesidad real o no; así, cual república bananera, como en una dictadura. Porque esto es lo que es y quien colabora con una dictadura es un “colaboracionista” y quien la niega un “negacionista” nos guste o no.
El paraíso curbeliano que pierde población cada año (según las estadísticas del ISTAC) que saca unas pseudoestadísticas donde se anuncian que los ciudadanos gomeros son los más felices del universo y otras donde se asegura que la vida en la isla sin Curbelo es prácticamente imposible, vamos, casi como si se nos apagara el sol; ese paraíso está construido sobre premisas falsas: aquello de las becas a estudiantes, cuando en todas las islas menores se conceden o lo de los entierros gratuítos, que benefician no solo a personas humildes (lo que sería lógico) sino a personas con alto poder adquisitivo o que se empadronan en La Gomera a última hora y que no han contribuido ni con un euro a sostener la economía de la isla; o el famoso centro de mayores en el antiguo hospital, que canta a pelotazo urbanístico a kilómetros y que tiene proyectados unos precios que no permitirían a casi ningún gomero, con lo que cobra de pensión, poder permitírselo.
El paraíso curbeliano que se sostiene en la mentira de “todo esto lo tienen porque gobierno yo” como si otro eventual gobierno fuera a anular derechos de la noche a la mañana. El paraíso curbeliano sostenido por miedos atávicos, chantajes y leyendas está haciendo su último esfuerzo por mantenerse aunque para ello tenga que hipotecar el futuro de la isla.
Lo que La Gomera necesita es un gobierno que trabaje por la isla durante cuatro años de legislatura y que no lo haga a impulsos. Que detecte los fallos de los sectores productivos, ya sea la agricultura, la pesca o el turismo y que los trate de ir corrigiendo. Un gobierno que procure desarrollar empleo a sus ciudadanos de manera continuada y no solamente seis meses antes de las elecciones. Lo que necesita es un gobierno que apueste por la formación, por los jóvenes, que escuche a sus ciudadanos y les permita participar en lo que les afecta.
Lo que La Gomera necesita es un gobierno que sea del siglo XXI y no de la Edad Media, que es lo que tenemos ahora. Lo que La Gomera necesita, en definitiva, es un gobierno y no lo que padecemos, que es un señor que se levanta y anuncia lo primero que se le pasa por la cabeza, mientras su coro de palmeros aplaude sus ideas, aunque sean absurdas, con tal de seguir manteniendo su puesto de trabajo.