Solidaridad versus Ruindad

...Y como argumento cumbre a todo su entramado crítico contra LGSM era “a mi marido lo sacan a trabajar” Impresionante también. Es decir, me importa un bledo mi vecino, mi pueblo...

Leí hace poco, un libro que versaba sobre las terribles peripecias en un campo de concentración nazi y dentro de la desoladora situación, paradójicamente, se solían dar actos de un altruismo que rozaba lo heroico. En una situación límite, despojados de toda dignidad y convertidos en piltrafas humanas, algunos de aquellos seres humanos tenían un acto supremo de SOLIDARIDAD (con mayúsculas) y escondían un codo de pan para dárselo a alguien que estaba peor que él (estando ya él en condiciones terribles) y sabiendo que al ser descubierto por los vigilantes del campo, su final inevitable era la muerte.

Aquellos presos, en el momento más terrorífico de sus vidas, cuando con toda la razón del mundo se podían haber comportado como egoístas y nadie se los hubiera reprochado… eran solidarios. Impresionante.

Este ejemplo, sin duda asombroso, lo cito ya que actos de tal naturaleza son extraños de ver, pero sí sus contrarios, es decir: a “actos de generosidad extrema” se le oponen “actos de egoísmo extremo” ¿y estos cuáles son?  Se podrían poner miles de ejemplos conocidos: desde la avaricia de los multimillonarios hasta la codicia de las multinacionales, pero voy a poner uno en concreto, que por estar tan fuertemente arraigado ni reparamos en que existe… La plataforma LGSM (a la cual yo pertenezco) por su manera directa de afrontar la realidad recibe críticas, como es normal por otra parte, desde sus orígenes.

Esta crítica suele provenir, mayoritariamente, de organismos que se sienten aludidos por la forma en que ejercen sus funciones y que no estaban acostumbrados a que se les controlara y se fiscalizara su quehacer. Es normal, hacían lo que les daba la gana y ahora se sienten presionados, esa crítica es lógica.

Yo suelo prestarle más atención a la opinión que se ejerce de manera individual, porque es ahí donde se le toma el pulso a la gente. Hace un mes, hubo un período álgido de crítica hacia LGSM que provenía de cuatro personas (no pasa nada con eso, ya que la democracia así debe ser) pero lo que despertó mi asombro fue una de esas personas en concreto y sus argumentos…

Le parecía mal todo lo que LGSM representaba y criticaba… ¡Todo!

Que pidiéramos empleo estable, dónde se ha ido el dinero, las obras inútiles, que los jóvenes no tengan salida, que no se haga nada efectivo para aliviar el paro… ¡Todo!  Y como argumento cumbre a todo su entramado crítico contra LGSM era “a mi marido lo sacan a trabajar” Impresionante también. Es decir, me importa un bledo mi vecino, mi pueblo, que roben el dinero público, que lo tiren en obras estúpidas, que la isla tenga el paro más alto de Canarias…¡Me importa un pimiento todo! Porque a mi marido lo sacan a trabajar… como si 20.000 personas tuvieran que ser sacrificadas para el bienestar de una o varias. 

Aunque nos parezca una cosa cotidiana, estamos ante un “acto de ruindad extrema” y que denota una gran deshumanización … ¿Qué conocen ustedes muchos actos similares? Entonces… ¿a quién le extraña como estamos? Los años de régimen pasan factura o ¿qué creíamos? ¿Qué esto no conllevaba un precio? Las mentalidades se atrofian, necesariamente.

Si reflexionamos un poco, no se nos piden esfuerzos heroicos ni acciones extremas… solamente que recuperemos la capacidad de empatía, aquello que nos hace humanos y que parece que los años de régimen, se han encargado de extirpar a algunas personas.
                                                                       

 Pedro Rodríguez (La Gomera Se Mueve)