El pueblo gomero no está solo

A estas alturas a nadie le pasa desapercibido la gravedad de la situación económica y social que atraviesa nuestro país. Prestigiosos economistas comparan esta crisis económica con la ocurrida hace 80 años iniciada con el crack bursátil de 1929.

A estas alturas a nadie le pasa desapercibido la gravedad de la situación económica y social que atraviesa nuestro país. Prestigiosos economistas comparan esta crisis económica con la ocurrida hace 80 años iniciada con el crack bursátil de 1929. Todos conocemos las terribles consecuencias de aquel cataclismo económico que afectó hasta el lugar más recóndito del planeta.

La actual crisis económica adquiere en nuestra isla unas dimensiones más dramáticas y terribles por cuanto nos encontramos con nuestra principal administración hiperendeudada, con nuestros principales sectores económicos estancados y con un elevadísimo número de personas en paro. Esta semana hemos conocido por un medio digital de La Gomera unos datos alarmantes sobre el incremento del desempleo municipio por municipio. Si bien el incremento del paro ha sido generalizado a nivel insular, en algunos de estos el aumento ha sido de más del 350%. De esta manera, se confirma lo que veníamos alertando a lo largo de los últimos meses y es que una vez finalizados los precarios planes de empleo del Cabildo y algunos Ayuntamientos se iba a generar una insostenible situación de paro en la isla.

Pues bien, ante estos acontecimientos que están sacudiendo nuestros cimientos y nuestra estabilidad, nuestros representantes no se pueden mostrar impasibles e indiferentes ante las penurias y crecientes dificultades que están sufriendo nuestros ciudadanos. En esta coyuntura sólo hay una alternativa: la unidad de acción y la colaboración franca y estrecha entre todas las fuerzas políticas. Desde el Partido Popular ofrecemos voluntad de consenso y de trabajo compartido ante esta labor tremendamente delicada y difícil. Para ello apelamos a la responsabilidad de todas las formaciones políticas en todas las administraciones públicas. La estrategia contra la crisis debe pasar por reducir su impacto sobre nuestro pueblo y evitar la inactividad y la falta de iniciativas.

En otras ocasiones hemos defendido la necesidad de un cambio en el modelo de crecimiento económico para nuestra isla. En este contexto esa es una ardua tarea a largo plazo que requiere planificación e impulso político, pero a corto y medio plazo sí podemos operar importantes transformaciones en la gestión de la esfera pública por medio del esfuerzo, la colaboración, la austeridad, el debate de ideas y la práctica política del consenso. Con este propósito haríamos un digno servicio a nuestros ciudadanos y transmitiríamos una señal inequívoca de responsabilidad y optimismo.

Esta semana como miembro de la Junta Directiva Nacional del Partido Popular he asistido a la misma donde se han planteado las líneas maestras para volver a crecer y crear empleo. Ante los peligrosos interrogantes que se formulan para el futuro más inmediato en nuestra isla consideramos imprescindibles cinco puntos de gestión política:

Ante la elaboración de los próximos presupuestos para el año 2012, éstos deben ser austeros y ajustados al nuevo contexto económico. Por tanto, reducción significativa de la sobredimensionada estructura política de las administraciones y una rebaja sustancial en las retribuciones de los cargos públicos.

Control riguroso en el volumen de gasto público, especialmente el superfluo y suntuario que no redunde en provecho para el ciudadano.

Asesoramiento y apoyo a todas las pymes y autónomos que por cuenta propia generen actividad económica y, por consiguiente, empleo. Destinar todos los recursos posibles hacia la inversión, las pymes y el control del déficit.

Elaboración de un paquete de medidas de apoyo a las familias a través de una reducción de la presión impositiva (impuestos, tasas, fraccionamiento en la pago, etc.). Orientar esas medidas a aquellas familias en peores circunstancias e informarles sobre tales posibilidades.

Poner en funcionamiento infraestructuras que han supuesto grandes inversiones públicas y que estaban destinadas a potenciar sectores que eran estratégicos para la economía insular.

El reto implica un esfuerzo titánico pero es el único posible. Los ciudadanos están esperando que sus representantes tomen decisiones valientes. Hace unos días un joven gomero me expresaba apesadumbrado que necesitaba creer que todo esto podía cambiar. A él y a todos nuestros ciudadanos tenemos que lanzarles un mensaje de optimismo y de certidumbres más allá de horizontes electorales, partidistas o periodos navideños.

Javier Trujillo