¡Me voy para Alajeró!
En el marino velero de la placentera fantasía, quiero emprender un rutilante viaje hasta el sugestivo gomero regazo de la atrayente Alajeró...
Me han dicho, que allí, cada víspera de la tradicional festividad de San Juan, se organizan unas especiales y rimbombantes hogueras, merecedoras de contemplarlas particularmente, para que sean sobradamente admirarlas y mucho más que largamente aplaudidas.
Según me avanza mi dilecto colega y sufrido amigo, Rosendo Fragoso - de quien recibiéramos múltiples atenciones en nuestro reciente traslado a Las Palmas de Gran Canaria - es algo que muy pocos deberían de perderse, dada la magnitud de este tan singular evento anual, sin ninguna pluralidad de representada similitud.
Por ello, se ha convertido en una muy atrayente tradición, a la que suelen acudir inteligentes peregrinos, emprendedores curiosos y serviciales vecinos de los lindantes contornos, dispuestos a disfrutar a lo grande, entre las ardientes fogatas de una mágica e imperecedera, inflamada nochecita, radicalmente única y exclusiva.
En este sugestivo refugio isleño, con sus empinadas calles, milagrosamente asentadas sobre la pendiente de un geográfico altozano, abre con alborozado desborde todos sus conocidos límites familiares, para acoger con fraterna hermandad a cuantos tengan la curiosa dignidad de querer visitar su atrayente panorama, el de un genuino viviente Belén, transformado en poética realidad.
¡Ideal vergel, para respirar a pleno pulmón, pura y sana naturaleza, entre los despejados arrullos de frondosas palmeras, verdes parrales, óptimo trigo, suculenta cebada y apetecido centeno que, por precepto natural, con toda probidad, le han convertido en la pródiga Tierra del Pan y en la nutrida Despensa de la Isla!
Este placido lugar,
tiene glorias alabadas
y, en la fecha de San Juan,
habrán penas que quemar
entre crisis soportadas.
Al valiente mensajero,
se le cortó la cabeza
porque, un rey, gran putañero,
se envolvió en los siete velos, de la maligna impureza.
Fue Salomé lujuriosa,
elegante, fría artista.
¡Lasciva, radiante y hermosa
que, de forma tan furiosa,
remató con el Bautista.
En nuestros modernos tiempos,
disimulamos realidad
y, aguantando sentimientos,
chamuscamos pensamientos,
encubriendo la verdad.
¡Vaya penumbra encendida,
para Juanitas y Juanes!
¡Quede en las almas prendida,
celebración tan querida,
incinerando sus males!
Alajeró se desborda,
de una manera especial,
y, la madera que estorba,
a la candela retorna,
para que arda en total.
.
¡Rumbo a la Gomera,
nos tenemos que marchar
que, entre luces, nos espera,
la más formidable hoguera,
que se pueda imaginar!
Desde el final al principio,
con esfuerzo denodado,
este cabal Municipio,
ha taponado un resquicio,
para cumplir lo acordado.
Si, con fuego, juegan niños,
frenemos las alabanzas.
¡Evitemos estos peligros,
siendo los buenos vecinos,
que vigilen sus andanzas!
¡En la noche de San Juan,
se prenderán las hogueras!
¡en esta tierra del pan,
se tienen que celebrar
por razones bien gomeras!