¿Urdangarín y cuántos más?
El ‘caso Urdangarín’ va camino de superar cualquier tomadura de pelo. Los ciudadanos nos merecemos una explicación clara de qué ha sucedido con el yerno del Rey y saber quiénes estaban en esta trama apoyando o callando los negocios del ex jugador de balonmano.
Lo cierto es que cada vez se le van cayendo los muros de contención a las Familia Real para evitar que la Justicia toque a la infanta Cristina. Primero el socio de su marido, luego él y ahora el secretario de las infantas están metidos de lleno en un proceso judicial que puede demorarse hasta el sueño de los justos o hasta que la sociedad se aburra y deje de mirar este caso con interés.
Las cosas cada vez están más claras (o más liadas, según se mire). Ya se mira con mucha insistencia a la mujer de Urdangarín, a Cristina de Borbón. En un matrimonio es imposible ocultar que el cónyuge gana un dinero extra o posee inmuebles como quien se trae a casa un paquete de caramelos. No, no cuadran ni las cuentas ni la lógica. No me creo que la esposa del ex deportista contemplase todo de una manera poética (¡¡¡ohhh!!! Qué marido tan laborioso que tengo y que dulce es la vida). Ella tenía que ser consciente al menos de que su marido estaba llevándoselo a manos llenas y, por tanto, era colaboradora pasiva de los supuestos delinques de su pareja.
Tampoco se puede desechar que en la Casa Real tenían que estar al corriente de lo que hacía Urdangarín. De hecho, las malas lenguas hablan de que el moratón que se hizo el Rey las navidades de 2011 no fue, precisamente, fruto del golpe contra una puerta. Y que justo para esas fechas comenzaron todas las indagaciones en torno a Noós y al monarca no le hizo ni pizca de gracia que su hija pudiese verse envuelta en este escandalazo. Y ese es el as que se guarda en la manga Urdangarín, el seguir casado con la infanta para que en caso de que suceda alguna eventualidad, poder tirar del comodín de La Zarzuela.
Veremos a ver qué sucede el próximo 23 de febrero de 2013 (¡¡¡menuda fecha…otro golpe, pero para la credibilidad de la Corona 32 años después de haberse ganado el respeto general), pero mucho me temo que de poco o nada nos vamos a enterar y que aquí, en la medida de lo posible, se intentará encontrar alguna argucia legal para retrasar la vista y ralentizar en la medida de lo posible el juicio. A este paso, seguro que logran el sobreseimiento de la causa.