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viernes, 15 de noviembre de 2024 12:37h.
Opiniones

Atentados de primera y de segunda

portadasboston

Somos hipócritas, lo reconozco. Los muertos de Irán, de Siria, de cualquier república centroafricana o quienes se mueren de hambre en países de Centroamérica no nos interesan, no abren portadas ni frenan rotativas.

Sin embargo, tres fallecidos y decenas de heridos en una doble explosión en Boston son suficientes como para darle la vuelta a la actualidad como quien vira un calcetín. Anoche, 15 de abril de 2013, cuando las primeras portadas, los avances mejor dicho, comenzaban a llegar a las redacciones de las radios y de las televisiones que albergan en esa franja horaria tertulias políticas, hubo que frenar su envío o pedir a los receptores que no publicitasen nada de las mismas.

Las bombas de Boston, nunca mejor dicho, habían hecho volar por los aires todo el argumento informativo y había que reconstruir todo el armazón contrarreloj. Nadie pone en tela de juicio que lo que suceda en Estados Unidos, como en Japón, Francia, Reino Unido o Alemania tiene una relevancia trascendental, pero erróneamente damos como argumento válido que la vida de un norteamericano vale más, por ejemplo, que la de cualquiera de las decenas o centenares de iraníes fallecidos en un terremoto y eso, nos guste oírlo o no, no es así. Y no hablemos de los atentados terroristas que a diario manchan de sangre Irak, Siria, Palestina o Egipto. Pareciera que estuviésemos vacunados contra los atentados, contra las bombas, pero es que es producirse en Estados Unidos y todo se para, como si ya no hubiese vida más allá.

Por eso me ha sorprendido que en España muchos medios, especialmente el papel, le diesen tanta trascendencia a este atentado. Sí, de acuerdo, tiene su relevancia, pero insisto en que éste es tan importante como las miles de víctimas que son pasadas a fuego o a cuchillo en esas naciones donde los derechos humanos son poco menos que una utopía.

Pero nada, los poderes fácticos, políticos y mediáticos deben pensar que eso ya es cuestión de las ONG, que sean esos voluntarios los que intenten pacificar el terreno. Las portadas, al final, salvo que haya decenas de miles de muertos, son para los atentados o las catástrofes naturales de nuestro entorno.