Carta abierta a D. José Andrés Medina

Estimadísimo Sr. Director y Amigo: Los niños tienen los ojos y la sonrisa puros, porque son sencillos y humildes.

Estimadísimo Sr. Director y Amigo:
Los niños tienen los ojos y la sonrisa puros, porque son sencillos y humildes.
Le comunico que, habiendo disfrutado por unas semanas en el plácido rincón veraniego herreño de EL TAMADUSTE, en la amorosa compañía de los queridos nietos, uno de 9 años, LEO y el otro de 4, TOM, he sacado la oportuna conclusión de que, nada hay tan confrontable en la existencia, como esa tan personal familiaridad que, de efusiva forma, nos ha permitido contactar con los inocentes retoños de nuestros propios hijos, viéndoles desarrollarse, corporal y mentalmente, para, con ello, saturarnos por completo de las más optimistas ilusiones y adecuadas perspectivas.
Por allí, nos encontramos, frente a frente, con el considerado pariente y gran virtuoso creador artístico, ROBERTO PADRÓN, incansable seguidor de las raíces futbolísticas nativas, rememorando arrebatadamente a su apasionado padre, TEÓFILO, con aquel empapado pañuelo sobre la frente, protegiendo la defensa del C.D.VALVERDE, como un irrebatible jabato, las pertinaces arremetidas de los contrincantes rivales.
Unas deleitables mañanitas campestres, apenas percibiendo la canora trova de los madrugadores gallos, visitando las propiedades del querido primo hermano, ENRIQUE SÁNCHEZ para, diligentes ir hasta a sus rebosantes higueras y cargadas viñas, en busca de suculentos higos blancos, negras brevas y jugosas uvas crepusculares.
Otro día, una muy risueña sorpresa, al tropezarnos de pura providencia con el que, con tanto éxito y singular simpatía, ejerciera de Notario en la isla, el respetuoso DON FRANCISCO JAVIER JUAN RICO, entrañablemente acompañado de su muy distinguida esposa, una encantadora y muy recordada maestra, presentándonos a su tierno retoñito, un embrujo de criatura celestial, poniéndonos de manifiesto el enorme cariño y tremendo apego que, todavía por estos isleños rincones, siguen profesando.
Los sosegados atardeceres, acompañando en su privilegiado rincón, enclavado al final de una popular calle principal, a la querida allegada, LOLITA PADRÓN GALÁN, junto a su efusiva e inseparable compañera, TOÑA ÁVILA, tan valorada por ella como si fuese una verdadera hija; al servicial buen vecino de auténticas raíces gomeras, POLICARPO DÍAZ y a la diligente, PILUCA CANO, hablando de todo lo divino y humano, bajo los atentos servicios privativos de las elegidas asistentes de turno.

Sucediendo que, una buena tarde, decidimos darnos un indagador recorrido por los encantadores predios de un difundido pueblecito, gestionando una especial inspección por su nueva y flamante RESIDENCIA en marcha, con su bien acomodada estructura moderna, me llamó poderosamente la atención, el increíble vocablo de LEO, un chaval bilingüe quien, después de haber recorrido las bien cuidadas y extensas dependencias, al irnos, exclamó:
-.- ¡SE ME ROMPE EL ALMA, VIENDO A TANTOS ABUELITOS ENFERMOS, RETIRADOS DE SUS ALEJADAS VIVIENDAS!
¡Aquí, aquí, considerado colega Andrés, es cuando, reflexivamente, pude llegar a comprender el por qué, no debe de permitírsele las visitas a menores de edad, a ciertos lugares determinados, como el ya mencionado, incorporándoles además, los centros hospitalarios y dependencias análogas que ostenten un idéntico estilo!
Me confieso convicto de lo funestamente acontecido, algo que sobrevino por el simple hecho de no dejar solo al nieto y, me ha perturbado su tan pasmoso término, por el profundo contenido humano que el mismo sobrelleva y encierra.
Muchas veces, cuando contemplo a unas lindas aves, encerraditas de por vida en unas jaulas que, por muy bien cuidaditas que estén, nunca dejarán de encontrarse cautivas en esas tan agobiantes mazmorras... comparo a tantos seres desdichados que, por unas u otras causas, totalmente conocidas o marginalmente ignoradas; con poderosas razones o sin ninguna juiciosas de ellas, tienen inevitablemente que renunciar del querido hogar, para ser atendidos como el Destino prevenga, en esos favorecedores o retribuidos Centros Residenciales, cada día, por doquier, proliferando más y más.
¡Es esta una retenida cuestión, digna de continuar ampliando, aclarando determinados conceptos y debatiendo diversos pareceres pero, también, a muchos de nosotros... ¡SE NOS ROMPE EL ALMA!,tratando sobre un reservado tema que, desde hace ya bastantes años, como la cosa más simple y natural, resulta haberse convertido en el cotidiano pan nuestro de cada día!
Agradeciéndote sinceramente la publicación de la presente en tu mimada “GOMERA ACTUALIDAD” te saluda con fraternal afecto:
Rafael Zamora Méndez.-