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lunes, 16 de diciembre de 2024 19:20h.
Opiniones

De ida y vuelta...

La libertad viene a trascender ser como una doble arma de fuego: Hay que saber manejarla como es debido y concierne, ya que, sin ella, ningún buen ideal seríamos apegados competentes de conseguir alcanzar merecer.

La libertad viene a trascender ser como una doble arma de fuego: Hay que saber manejarla como es debido y concierne, ya que, sin ella, ningún buen ideal seríamos apegados competentes de conseguir alcanzar merecer.

Tras el dormir y el soñar está lo que más nos atañe: El tener el propicio señorío de podernos despertar...

Y, así, de buenas a primeras, abrimos de nuevo los ojos a la virtuosa comunicación digital, para que, después de unos muy sugestivos días de vacacional interrupción, nos volvamos a encontrar de lleno entre las bien surtidas páginas de nuestro asiduo, distinguido y bien divulgado informativo, GOMERA ACTUALIDAD..

El pasado día 4 de los corrientes, con preferido destino hacia la mítica Cataluña, iniciamos el proyectado viaje, culturalmente programado por el perseverante IMSERSO, con el natural temor de tener forzosamente que renunciar al mismo, debido al inevitable temporal de fuerte viento y dinámica lluvia que por tal fecha se desplegara sobre las islas, algo que, como muy bien todos ustedes recordarán, frenaron algunas clases de vuelos y marítima navegación, por lo que, con toda seguridad, determinados peregrinos abonados, desconsolados paisanos nuestros, inevitablemente, tuvieron que desistir del ya confirmado desplazamiento.

La suerte, en esta específica ocasión, nos sirvió de fiel asociada y, a la hora prevista exacta, ya estábamos disfrutando de la tan esperada contingencia.

Previamente, al desfilar por el legal Control Aduanero, después de tener que despojarme por completo de toda clase de metálico mineral que sobre el cuerpo acarreaba, me vengo a enterar de que poseo una indiscreta cualidad congénita especial, ya que, al traspasar la delatora puerta de costumbre, la chivata alarma, comenzó a sonar de una tal inconveniente manera que todo aquello, tenía visas de haberse querido perpetrar, ¡nada más y nada menos!, que un peligroso e ilegítimo atentado.

Fue entonces, cuando una amable Vigilante, deslizándome un volátil detector, de hombros a pies, de sus propios labios, tuve el tranquilo conocimientote que yo era, “ALEATORIO”, es decir, de que aquel enmarañado repiqueteo, individualmente, había tañido de una disonante forma incierta y eventual.

Acomódese usted en su numerada butaca, abróchese bien el cinturón y... esté muy atento a las repetidas informaciones que las refinadas azafatas, con genuinos gestos para sordo-mudos y, siguiendo las premisas que la megafonía les señala, en castellano e inglés, van dictaminando una serie de instrucciones, a las que muy pocos les prestan la obligada atención que se merecen, para llegar a saber que... debajo del asiento se encuentra el paracaídas, que el chaleco salvavidas, se recarga así y asado..., advertencias que, si llegara el fatídico momento de cualquier inesperado accidente, no muy pocos nos quedaríamos al cabo de la calle, ignorando por completo cómo conseguir resolver la tan crítica situación.

Cerca de cuatro horas, dentro del voluminoso pájaro de acero, transformados en humanas aves sin alas, y, con la destemplada sorpresa de que, arribando al impresionante Aeropuerto de Barcelona, nos atrapara una sustentada huelga y, de que los equipajes, después de airadas protestas, no nos fueran facilitados sino más tarde de haber concurrido ya un extenso tiempo, ya casi, casi, vislumbrando la aurora del encadenado amanecer.

La providencial suerte de acomodarnos en un regio hotel de cuatro estrellas, en la próspera localidad de SALOU, estratégicamente ubicada a unos limitados kilómetros de la sorprendente ciudad medieval de Tarragona, en la que una milenaria civilización, ha dejado más de 2.000 años de historia, con su deliciosa esencia mediterránea, su encarnado circo romano, ingentes monumentos y característicos rincones que le han llevado hasta la añadida cresta de haberse convertido en un equitativo y justo Patrimonio de la Humanidad.

Nos encontramos con nutridos grupos de personas, provenientes de Álava, Cáceres, Granada, Pontevedra y Tenerife.

En el dilatado y señorial comedor, una amplia mesa fija para cada uno de los conjuntos aludidos, así, como en los autobuses, siempre, el mismo sitio, algo que facilita el evitarse pérdidas, puesto que las expertas Guías, ya saben de antemano con el número de participantes que cuenta en cada una de las excursiones.

Pudimos conectar con los excelentes servicios profesionales de una encantadora veterana holandesa, una clarificada joven rusa, varias damas competentes y un diestro caballero español que, en eso de revelarnos interesantes cosas, para nada, tampoco se quedaban a la cola.

En Reus, conseguimos comprobar la considerable belleza de sus arcaicos y modernos inmuebles, en medio de un animado ambiente insólito, con la comercial aportación de más de sus 600 tiendas, restaurantes y terrazas, plenamente atestadas de hirvientes aglomeraciones.

Por estas peculiares vías de su cortejada ciudad natal, trascurrió una buena parte de la juventud existida por el talante arquitectónico del inconmensurable ANTONIO GAUDÍ, a quien se le ha dedicado el único Centro Temático que, exclusivamente, en grande, exhibe sus geniales obras, ya, conocidas bajo el indiviso usufructo del lenguaje más universal.

Dentro de un gran Museo innovador, recompensado con el Diploma Turístico de la Generalitat de Catalunya, por su enorme contribución al fomento de la primorosa investigación, se alcanza a descubrir buena parte de los recónditos secretos de su innovadora construcción, permitiéndonos visionar un inverisímil espectáculo audiovisual, sobre una fascinante multipantalla de 360º, garantizando el Diario EL PAIS, que... aquello,”VIENE A RESULTAR SER UN DESCONCENTARTE ESPACIO QUE ROMPE MOLDES”.

Algo que, más tarde, en otra acertada eventualidad, se pudo corroborar en la propia Barcelona, con su rodante flota de 10.000 taxis y 250.000 motos, cómo quedamos pasmados ante la condescendiente grandeza de este inmortal ser superior, embelesándonos con algunos de sus despampanantes trabajos, enmarcados en el famoso Parque Güell y, sobre todo, en su faena más emblemática, invertida por entero y, aún, sin acabar, del TEMPLO BASÍLICA DE LA SAGRADA FAMILIA, el monumento más visitado de España, con más de tres millones de curiosos al año.

La realidad, mis buenos amigos, es que este sublime edificio, admirándolo desde cualquier parte, resulta sorprendentemente milagroso, único y expectante.

Durante más de cuatro décadas de existencia, GAUDÍ, trabajó en él, habiendo empleado sus últimos quince años consagrándolos exclusivamente al mismo.

Un lúgubre y causal accidente, según se dice, por transitar sumamente abstraído en la pasmosa gran faena de su característica idea, al cruzar una vía rielera, un tranvía se lo llevó por delante, originándole la muerte a los pocos días de haber sido ingresado en un hospital y, en el cual, hasta su fallecimiento, se ignoraba por completo quién había sido aquel tan celebérrimo paciente.

La desconcertante estructura de su sin par obelisco religioso, como un buen amante de la Madre Naturaleza que su arriesgado creador lo fuera, imita a la de un espeso bosque que, en vez de árboles, tiene encajadas inmensas columnas, fragmentadas en retorcidas ramas, con siete criptas, una atrevida intersección de tres naves con amplia capacidad para 14.000 almas, un prorrogado corredor, centenares de lumbreras en caracoles, dieciocho torres laterales y una enorme cúpula central que culmina los 170 metros de altura.

Cumplidos ya casi el centenario de su muerte, apenas si están consumados los alegóricos pórticos del Nacimiento, los de la ofrendada Pasión y lo que marchan hasta la resplandeciente Gloria, opinándose que, al fin, allá, para el año 2.026, se irá vislumbrando la última y definitiva etapa de esta proeza técnica sin precedentes.

También, pudimos visitar el curioso recinto denominado, PUEBLO ESPAÑOL, donde encontramos una fidedigna muestra de los usos y costumbres establecidos en varias regiones hispánicas y, como no podía ser de otro triste modo... “para nada figura algo relacionado con nuestras Islas Canarias... por falta de presupuesto”

Se alcanza a MORELLA, vadeando las altas cumbres del Maestrazgo, un característico emporio, dotado de innumerables monumentos, subrayando su Iglesia Arciprestal de Santa María la Mayor, con un extraordinario coro que viene a resultar ser único en el mundo. El Salón Gótico del Ayuntamiento, el Museo de Sexsensi y el Santuario de la Virgen de Vallivana, Excelsa Patrona de la ciudad.

Y, a pesar de extendernos bastante en esta vuelta ante ustedes, no quisiera despedirme hoy sin mencionarles algo sobre la beldad del BOQUERÍA, el Mercado Central barcelonés, con sus 1.500 empleados, la perfecta simetría de sus puestos de venta, el permanente tránsito de curiosos y compradores, formando un vivaz mosaico de incansable dinamismo.

El Mercadillo de Bonavista, al aire libre, con centenares de puestecillos, en los que encontramos todo tipo de productos alimenticios, variedad de ropas, y disparejos prototipos de artesanía popular, llamándome la atención unas grandes manos de plátanos, procedente de Canarias y, anunciados, como... “GUANCHES”.

¡Bueno, muy bueno, exquisito, delicioso y, bastante mediterráneo, será el pan restregado con rojo tomate, pero...¡ cómo y de qué manera, eché de memos mi gustosa cucharadita de buen gofio, en esos descritos días de IDA en que estuve muy lejos y aislado de todos ustedes!