La "generación perdida" y las universidades canarias a la cola
La terrible crisis ha puesto sobre la mesa varias cuestiones. Dicho con palabras de una atenta lectora, una lectora que es un lujo por su formación y conocimiento, hay una generación de jóvenes de menos de 20 años que lo tienen crudo a la hora de encontrar un trabajo para poder emanciparse.
Hay otra generación al filo de los cuarenta que lo tuvieron todo, no necesitaron luchar por nada, jamás hubo que salir a la calle y ni siquiera saben cómo hacerlo. La generación de los muy jóvenes a la que podríamos llamar “generación perdida” incluye a algunos ni-ni que ni estudian ni trabajan ni tienen expectativas, salvo que se animen para Alemania.
En esa generación de cuarentones hay ya gente bien colocada, ejecutivos, funcionarios de nivel, acomodados y más preocupados por sostener su propio bienestar mientras el resto observa lo que ocurre, pero sin mojarse. Esa generación digamos de mediana edad, ya establecida, podría capitanear un cambio hacia la dignidad y participar activamente en la transformación social, en el cambio de mentalidades. Pero sus componentes están mayoritariamente anestesiados, esperando que “venga alguien” y “cambie las cosas”, así lo expresan. ¿Pero quién ha de venir? ¿Rajoy, Rubalcaba, Rosa Díez, Paulino Rivero, Artur Mas?
Si los partidos están desprestigiados, los líderes que conocemos dan todavía peor nota. Hay gente que, como Cristina del Río, quiere luchar por defender la vejez digna de nuestros padres y el futuro de sus hijos, sin recortes sociales, sin hachazos a la sociedad del bienestar. Por otro lado, la prensa ha dado a conocer el Ranking de 2011 en producción y productividad en investigación de las universidades públicas españolas, publicado en la revista Psicothema, en el cual las dos universidades canarias figuran en los puestos de cola,La Laguna en el 47 y ULPGC en el 48, entre 48 universidades. ¿Significa que los científicos canarios no son válidos? El estudio destaca que la productividad es el resultado de dividir la producción científica entre el número de profesores de cada centro, ahí está la clave. Hay unos pocos que trabajan y publican mucho, y hay otros que se mueven poco. Ahí está la clave de esos puestos de cola.
Las universidades norteamericanas, las europeas -en particular alemanas y británicas- están a la cabeza, junto con las de Asia: China, Japón, Corea, etc. Las universidades de aquí son mejorables, pero también habría que precisar que han padecido importantes recortes de financiación, ya que los dos rectores se quejan continuamente de los incumplimientos del gobierno regional, que les han obligado a ralentizar o abandonar proyectos.