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martes, 17 de diciembre de 2024 00:00h.
Opiniones

Los Mensajes Navideños y la cruda realidad.

No es malo, al menos para el espíritu, que en estos tiempos de “paz y amor”, el ser humano se tome por unos días unas minivacaciones en eso de pensar cual es la realidad que nos rodea, la cual por cierto... acojona.

No es malo, al menos para el espíritu, que en estos tiempos de “paz y amor”, el ser humano se tome por unos días unas minivacaciones en eso de pensar cual es la realidad que nos rodea, la cual por cierto... acojona.

Ante esa necesidad imperiosa, la malas noticias en los diarios , las rivalidades y todas esas miserias inherentes al ser humano son sustituidas como por arte de birlibirloque, en frases de felicitaciones y buenos deseos al prójimo, aunque durante casi el año entero le hayamos hecho la “Pascua”.

Está claro que, en Navidad, todos debemos ser más buenos, más amables y querernos mucho, como la trucha al trucho. La paz, la felicidad, el amor, el bien y demás palabras son las que se van repitiendo en las felicitaciones navideñas. Esas que se mandan incluso a personas que casi desconocemos y que igual no vemos a lo largo del año. Como la de ese banco (entidad bancaria) que incluso te ha llegado a putear, pero, en Navidad, eres majo, buen cliente y te quiere mucho. ¿No huele a falso, en ocasiones, todo eso?

A esta puesta en escena de hipocresía en superlativo, no son ajenos los Gobernantes de renombre, los cuales, fieles a la cita anual, transmiten a su manera y a cada cual mas inverosímil, un mensaje que, aunque a priori pudiera parecer diferente , en síntesis y sustancia acostumbra a ser el mismo. Logros y dificultades del año que acaba y esperanza de “días de miel y rosas” en el que viene.

Pero para ser honestos, hay que reconocer que este año , los encargados de redactar tan pastelosa prédica lo han tenido difícil de cojines y es que, no en vano, el pueblo llano, ese que se ha pasado el año sufriendo las de Caín, ya no esta para gaitas y mucho menos para seguir creyendo en los mundos de Yupie que le quieran dibujar unos pocos que, alejados a años luz de las realidades y dificultades por las que sus paisanos atraviesan, sigan en el empeño de poner la venda por Navidad.

Bueno, como decía al comienzo es bueno, si no recomendable, olvidar por unos instantes, dejemos las cosas mundanas para el siete de Enero, día en el que retornemos a la “cruda realidad” . Vivamos por unos días ese espíritu navideño que todo lo puede y logra que veamos un “mundo rosa” cuando en realidad es de otro color. Feliz Navidad