Los 'olvidos' de Hormigos
Me encantan los principios éticos, morales o políticos de la señora Olvido Hormigos, esta concejal de Los Yébenes que saltó a la 'fama' por aquel vídeo erótico en el que se tocaba sus partes y que, según declaró ella, iba dirigido a un supuesto amante, pero que, por avatares de la vida, acabó en manos de todo el pueblo, de toda España y de parte del extranjero. Por mucho que se empezaran a bloquear páginas y más páginas, esto fue como intentar vaciar el agua del mar con un dedal, las susodichas escenas aparecían por doquier.
Lo cierto es que a esta política se le pidió desde filas del PSOE, fuerza en la que milita, que no dimitiera, incluso, tirando de rancio feminismo, que ella no tenía que avergonzarse por estar masturbándose o disfrutar del sexo en soledad y que tampoco pasaba nada porque compartiera el vídeo con otra persona (a pesar de que tanto ella está casada como el receptor emparejado). Se dijo que la campaña orquestada en contra de ella era porque estamos en una España misógina, que aún no tiene una mentalidad avanzada y que, claro, era mujer y eso la ponía en un espacio moral inferior. El clásico discurso falaz, por así decirlo.
Total, que esta señora consigue que, en el pleno extraordinario que se había convocado al efecto para que dimitiese o renunciase a su acta de concejal, se revierta la tortilla y acaba aferrándose cual lapa a la silla de concejal, a pesar de la escandalera montada porque alguien con un cargo público, casada y con hijos no debe, digo yo, prestarse a ese tipo de escenitas X y menos para ponerle los cuernos a tu esposo. Pero ella y los acólitos defendieron que su vocación política le impedía dejar ese puesto en el Ayuntamiento.
Sin embargo, ha bastado que venga Telecinco con el cheque en mano, me dicen que puede ser hasta de 30.000 euros, para que los principios y la moral se le olviden a Hormigos y nos vaya a mostrar por segunda vez su cuerpo serrano. Bueno, en este caso será más tapadita de ropa, aunque sea con un minibikini, porque sus encantos ya los conocemos todos.