Objetivo insignificante, premio seguro
En la vida cada uno se marca sus propios objetivos y según el mayor o menor grado de consecución de esos objetivos, se puede uno llegar a sentir más o menos satisfechos. Nuestro Cabildo Insular, se ha propuesto como “modus operandi”, la consecución de metas pequeñas, insignificantes e incluso estúpidas, lo que le garantiza estar permanentemente en los medios, teniendo algo que celebrar.
Tomemos como ejemplo, que en las últimos eventos de Fitur, nuestra institución se ha felicitado por la enorme acogida que ha tenido su material publicitario. Es decir, se han presentado allí con la habitual quincalla de bolígrafos, gorras y llaveros y han celebrado que la gente los coja ¡No es de extrañar, teniendo en cuenta que este material se reparte de manera gratuita! Lo raro sería que te los tirasen a la cara, de vuelta. Pero en eso consiste la política de metas insignificantes, en celebrar como una proeza, una cosa que no tiene mérito ninguno. Y en eso está inmerso el Cabildo… en trabajar en la insignificancia. Porque, hagamos un ejercicio de memoria… ¿cuándo fue la última vez que el Cabildo celebró algo con empaque? Lo último que ha sido bueno para la isla, como la Reserva de la Biosfera, habría que decir que “vino, a pesar de…”
¡Y todos los reyes de la insignificancia se dan cita en La Gomera! Paulino Rivero, presidente de la “nada más absoluta” y repudiado por su propio partido, aparece por la isla día sí y día también, para inaugurar lo que sea e intentar aparentar que todavía es útil. Nuestro empleado presidente, que también conoce el repudio desde sus propias filas, lo acoge, fortaleciendo esa amistad que cimentó el fuego y que los ha convertido en dos héroes crepusculares (me recuerdan mucho a Hitler, en la película “El Hundimiento”, cuando se dedicaba a dar órdenes a divisiones, que ya habían sido aniquiladas) En esta gira inaugurativa, también apareció Julio Cruz, que abandonó su pesebre parlamentario donde tanto trabaja para colocar a los de su partido y tan poco, por favorecer a los habitantes de su isla ¡Pero si es para inaugurar, bien vale levantar el culo del sillón!
Hace varios días nuestro consejero (ubicuo) Fernando Méndez, habló en la radio con Zenaido Hernández (ya se sabe, si tienes la radio puesta en un dial, cualquier cosa puede salir) y parece que los esfuerzos promocionales de nuestra isla, ahora van dirigidos a Polonia, Moscú y Europa del este. Veremos los resultados, de momento la historia me suena a la rocambolesca promoción de Canarias en Islandia, con gastos millonarios y sin que nadie viera nunca a un islandés de visita por las islas. De momento, lo que va casi seguro, son viajitos de promoción a Moscú y Varsovia (y algunos sitios más) con todo pagado. ¿Alguien se acuerda ya del hermanamiento de La Gomera con aquellas islas alemanas de nombre desconocido?
Lo dicho, veremos los resultados.
Ojalá La Gomera se llenara de rusos, polacos o estonios, dejándose el dinero ¡ojalá! (y no lo digo con ironía). Pero es que ya estamos escaldados de tomaduras de pelo. Porque para empezar, para todo este tipo de operaciones, habrá que hacer como mínimo unos estudios serios de mercado, estas cosas no van por impulsos (La cosa no es "vamonos p´a Polonia y a ver qué pasa".
Por último, no puedo dejar de aludir a La Comisión Especial sobre el incendio, que parece que ya ha empezado a andar. Nuestro empleado presidente hace referencia a ella, diciendo que es “plural” y bueno, si se refiere a gramaticalmente, tiene razón (tomando que plural es que participan “muchos” y singular, que participa “uno). Si se refiere con “plural” a que se van a oír distintos puntos de vista, que no compartan necesariamente la línea oficial, pues entonces no. Las conclusiones serán las previsibles y no descarto incluso, que la culpa sea achacada a tener monte… ya que es cierto que, donde no hay montes, los incendios son menores, baste solamente con mirar a Fuerteventura.
La Gomera es un sitio singular, donde el máximo sospechoso dirige la comisión y donde se nos dice que vienen sabios del Gobierno de Canarias, sí, de ese paraíso de lumbreras que está en “rigor mortis” ;y especialistas universitarios, cómo si no conociéramos a ganapanes con título universitario, capaces de vender a su madre, por un bocadillo de sardinas. Y parece que ya con eso, nos tenemos que conformar. No me canso de repetir, que el tomar a los gomeros por imbéciles, no puede durar toda la vida.