Una gran mentira para justificar una gran estafa
Hago la cuenta, manías confesables de hacerse mayor, de cuántos años llevamos ya en crisis y me sale un cinco.
La rima (“in animus iocandi”) con este número sería muy fácil aunque algo grosera y soez, pero también aplicable a los que detentan el poder como ejecutores absolutos de la acción referida en esa rima. ¡Cinco años ya! ¡Qué fácil es hacer acopio de conceptos sin darse cuenta de todo el sufrimiento y la desesperación que a veces conllevan! Y es que los fríos números no pueden o no saben llorar. ¡Ventajas de las ciencias empíricas, supongo!
Echo la vista atrás y me doy cuenta de cómo ha cambiado este país. Todo se ha entristecido y parece que no hay otro camino. Lo que era esperanza y alegría ante el futuro ya es sólo penuria y desesperación. Todo lo que era sólido, como dice Múnoz Molina, se ha desvanecido ante los ojos temerosos de la mayoría de los españoles acompañados por la tristeza forzada de unos dirigentes políticos ladrones que nos han llevado a la ruina. Ladrones y, además, ineptos y sin ideas.
Y en esas estamos. Cinco años, como decía, de medidas neoliberales de reducción de salarios y recortes sociales, repetidas a todas horas como el mantra del pensamiento único de los poderosos. No hay, según ellos, más caminos y, en un abracadabra digno de Houdini, la clase media-baja debe pagar por una crisis que NUNCA creó. ¡Vivir para ver!
"No tienen diez mandamientos sino dos: la avaricia y la codicia"
Por supuesto que hay otros caminos. Pero no son publicitados por los medios de comunicación por la sencilla razón que, esos medios, están controlados por los poderosos que quieren ser más poderosos todavía. Éstos (bancos, fondos de inversión, grandes empresas, grandes fortunas, …) no tienen diez mandamientos sino dos: la avaricia y la codicia.
Las tablas de Moisés quedan para los pobres. Dichos medios, como digo, no paran de repetir la receta neoliberal y, al final, es normal que mucha gente tenga miedo y crea a pies juntillas lo que lee, escucha o ve todo el tiempo. El miedo es una fuerza muy poderosa y eficaz cuando el rebaño desorientado, que diría Chomsky, no tiene argumentos y esperanzas para vencerlo. Hace falta ser valiente y rebelarse, aunque eso te arrastre desde la comodidad del sillón al nada plácido estado del debate y de la reflexión. Mucha gente, qué duda cabe, no soporta los dolores de cabeza y prefiere la comodidad impuesta a través de las mentiras y de la televisión basura.
Los caminos del Señor, dicen, son inescrutables. También los del amor, la amistad y los de muchas cosas que te pasan en la vida. Los caminos de la economía parecen ser unidireccionales, sólo en el sentido del trasvase de dinero desde los más débiles hacia los más poderosos. Llevamos treinta años así (las políticas de Thatcher y Reagan fueron las primeras a principios de los ochenta) y la crisis ha revelado toda esta gran estafa. ¡Ahora sabemos quién manda y qué está pasando! Todos los recortes tienen como fin pagar la deuda (deuda creada en un 60% por los bancos españoles, ¡tócate los cojones!) con la Banca Europea, sobre todo la alemana. Por eso la fürher Merkel presiona a los países del sur.
Los gerifaltes del neoliberalismo proponen reducir los sueldos para así ganar en competitividad y poder exportar más. Es decir, sólo le dan importancia al consumo externo. Esto es algo, como ha quedado demostrado en estos cinco años, que sólo beneficia a las grandes empresas y que está hundiendo el mercado interno español.
Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) no salen del abismo porque, sencillamente, no venden, y no venden porque, sencillamente, los españoles no tienen dinero para consumir y comprar sus productos. ¿Sencillo, verdad? Pues ahora pregúntense por qué se está haciendo todo lo contrario a lo que marca el sentido común. Desde el punto de vista de la lógica ocurre algo semejante en las Administraciones: recortan en Sanidad, Educación y Justicia y mantienen gastos superfluos de toda índole.
También ha quedado claro en este lustro que para los políticos españoles es más importante sus rentas y privilegios que la generalidad de los españoles. Lo que cuesta creer es que los españoles no lo vean y todavía estén metidos en discusiones estúpidas de si éste es mejor partido que aquél. Es el sectarismo “tipical spanish”, heredero bastardo de la Guerra Civil Española.
Caminos diferentes vendrían marcados por favorecer el consumo interno y así ayudar a las PYMES que son quienes crean el 75% del trabajo en este país. Todo ello tendría su reflejo en medidas de ayuda fiscal a estas empresas y la corrección de los dos grandes problemas que hay en España: el tremendo fraude fiscal y la elefantíasica Administración.
Si los políticos españoles fueran estadistas y no politicuchos de tres al cuarto empezarían eliminado el Senado, las Diputaciones Provinciales, los Cabildos Canarios o bien el Gobierno Canario (no pueden existir los dos), las televisiones autonómicas, un 50 % de cargos políticos y el 100% de los asesores o enchufados (hay funcionarios de carrera de sobra para hacer ese trabajo), ... Se calcula que se podría ahorrar hasta 35.000 millones de Euros en una reforma drástica de las Administraciones. Pero claro habría que tocar a los políticos y no van a hacerlo a menos que se les obligue.
Por otro lado se podría recaudar unos 60.000 millones de Euros si se atacase el fraude fiscal. Este delito es cometido en un 80% por … sí, lo han adivinado, los poderosos que, naturalmente, han comprado a los políticos para blindarse con leyes en aras de no cumplir con sus obligaciones fiscales.
Como se ve, queda claro quién manda y a quién no le interesa salir de la crisis de forma justa, con medidas en las que cada cual asuma su parte de culpa.
Ahora imaginen qué se podría hacer con todo ese dinero. Se dinamizaría el mercado y, poco a poco, la rueda del consumo-creación de puestos de trabajo remunerado- impuestos de los que trabajan se pondría en marcha otra vez y nos sacaría de esta situación de auténtica alarma social.
Hace unos años Durao Barroso dijo refiriéndose a Grecia: “O estas medidas o el abismo”. Los años han demostrado que eran medidas para llevar a Grecia al abismo. Pero claro, no se le puede pedir que rectifique y pida perdón a quien no tiene moral. En esto, Durao Barroso se asemeja a sus correligionarios españoles.