El error de Cámeron
En la campaña previa al referendum en Escocia, el Primer Ministro inglés, David Cámeron, cometió un error garrafal al intentar frenar los deseos de independencia prometiendo más autonomía y financiación a los escoceses
Hasta ese momento, había actuado con inteligencia y sentido común: hace dos años, el líder separatista escocés, Alex Salmond, le informó que pretendía hacer un referendum en cuatro años; Cámeron le respondió que lo hiciera en sólo dos años, dejando desconcertado al escocés, quien, poco después, le ofreció cancelar el referendum si Cameron concedía mayor financiación a Escocia.
La respuesta del inglés fue la correcta: le dijo que no, que eligiera entre una cosa u otra, pero sin condiciones ventajosas que pagarían el resto de los británicos. Justo lo contrario que ha hecho en plena campaña. No se puede negociar una independencia a base de ofrecer dinero, porque serán otros los que tendrán que ponerlo de su bolsillo. Sólo se puede negociar intentando convencer sobre los inconvenientes de la separación, frente a las ventajas de mantener la unión existente, pero sin mercadeo previo. Aquí, y en la China.
Por cierto, y ahora que digo aquí: es justo lo mismo que ocurre en Cataluña. La prioridad de Artur Mas para esa Región no es la independencia; ello supondría cortar el cordón umbilical que la mantiene asida a una glándula mamaria que le proporciona una situación privilegiada frente al resto de las abnegadas Autonomías que han de pagar para la construcción de un miniestado catalán dentro del Estado español. Para ello, Mas cuenta con la torpeza de Rajoy que le está proporcionando cuanta financiación necesita a tales efectos.
La rectificación de Cámeron implica ahora que el problema en Escocia se mantendrá para siempre; igual que nosotros tampoco solucionaremos el problema mientras no demos a la mayoría del pueblo catalán la oportunidad de cortar, o no, la dichosa atadura umbilical.-