El petróleo: Los intereses creados

El asunto del petróleo en Canarias hace pensar, a quienes somos bien pensados, que las razones que el Presidente del Gobierno canario esgrime en contra del crudo guardan poca relación con lo que subyace detrás del problema.

Vamos a ver:  nuestro Presidente fue partidario de su extracción hasta hace poco tiempo (cuando estaba en la oposición) al extremo de que su entusiasmo por el crudo le hizo afirmar públicamente que su extracción sería un hecho por encima de todo, y que nada lo detendría. Pero, de pronto, hubo algo que le detuvo; ese cambio de actitud obliga, forzosamente, a un gobernante a dar explicaciones al pueblo, sobre todo a sus seguidores, que enarbolan pancartas contra el petróleo ignorando que, pronto, el crudo caerá sobre ellos mismos, pero extraído por Marruecos.

Siendo ya Presidente, este hombre, que priorizaba la extracción del petróleo, hizo varios viajes a Rabat para entrevistarse con el Rey de Marruecos. De pronto, se  posicionó en contra del crudo. Marruecos decidió, también de pronto, llevar a cabo la extracción, recogiendo así el testigo que abandonó el Presidente en su carrera hacia el centro de la bolsa extractiva.

Desde entonces, nuestro Presidente se niega a que los canarios exploten el petróleo, diciendo, incluso, que su extracción hipotecaría nuestro futuro, y otras frases similares, que representan, precisamente, el enorme riesgo por hacer ahora lo contrario de lo que rectamente pensaba.

Pero no ha dicho una sola palabra en contra de la extracción del petróleo por parte de Marruecos, ni critica esa decisión, cuando concurren idénticas circunstancias para las Islas, con independencia del País que perfore el subsuelo; la única diferencia estriba en el riesgo, que resulta mucho mayor para Canarias al dejar en manos del País vecino la responsabilidad de las perforaciones, que nunca satisfará los perjuicios que pudieran causar sus vertidos incontrolados.

Para un Presidente que sabe ejercer su responsabilidad, la extracción directa del petróleo, al margen de los beneficios o perjuicios (que no se trata de eso en este caso concreto) debería ser un acto de defensa del pueblo canario, a fin de no  abandonarlo ahora en manos de terceros. Jamás pudo imaginar el Rey alauita que tendría un aliado y defensor de su proyecto como lo tiene en la persona de nuestro Presidente.

O quizá sí, no lo sé, porque, como digo, no ha justificado el cambio radical de su irresponsable conducta. Últimamente parece ser que no está muy animado a seguir presidiendo nuestro Gobierno; se entiende, y hace bien. En realidad no lo necesita, y podría hacer como Felipe González, retirarse a una villa de lujo en la costa marroquí. Pero, hasta que se explique, debemos ser bien pensados. Como debe ser. Faltaría más.