El Gobierno, a toda prisa, excarcela terroristas tras la orden del Tribunal de Estrasburgo, sin esperar siquiera a recibir la sentencia.

Se podría haber negado a hacerlo, de la misma forma que Inglaterra se viene negando desde 1.946 a obedecer el Mandato de las Naciones Unidas, tomado en referendum, que le obliga a devolver Gibraltar a España; lo ha rechazado siempre sin razón, pero usando la fuerza. Nuestros gobiernos, teniendo la razón, nunca han tenido fuerza para que prosperara aquel Proceso, si lo hubieran continuado iniciando la fase siguiente de ejecución de sentencia. Ni tampoco tienen fuerza hoy para rechazar la controvertida sentencia de Estrasburgo.

Por ello, no hay que echar la culpa, nunca, a Inglaterra, ni a Estrasburgo, única, y exclusivamente, a nuestros gobiernos Al margen de las diferencias legales y jurídicas entre ambos casos, en los dos coinciden plenamente el miedo, la cobardía y la debilidad de nuestros gobernantes de ahora, y siempre (Yo sé que los echaremos pronto, pero ellos no lo saben. Esto se lo contaré otro día)