La soberbia del Cardenal
Estoy en contra de lo institucionalmente bueno: es un cura, es bueno; es un militar, es valiente...
El nuevo Cardenal Fernando Sebastian acaba de demostrar lo que digo. Ha manifestado que la homosexualidad es una deficiencia que va en contra del fin de la sexualidad, que es la procreación, y que los homosexuales deberían ser tratados para su readaptación.
Esa manifestación sobre la deficiencia, se la tenía que haber hecho a la Naturaleza, que es quien nos da a cada uno la tendencia sexual que tenemos, en ocasiones, contraria al sexo asignado. Soy varón y heterosexual, porque así me ha sido dada mi tendencia por la Naturaleza, y estoy satisfecho, como lo está el varón nacido con la tendencia contraria.
Eso merece un respeto al ser humano que no ha tenido el Cardenal. El tratamiento que sugiere este Prelado (que bien haría en ocuparse de los asuntos de la Iglesia) y habida cuenta de su procedencia Natural, también se podría aplicar al varón nacido heterosexual a fin de que cambiara la tendencia que le ha sido dada por la misma Sabiduría, siempre que, en uno y otro caso, no hubiera satisfacción con la que le ha sido otorgada.
Otra cosa diferente es la degeneración que, en algunos homosexuales, no en todos, se deriva de esta tendencia, y que se puede ver en las manifestaciones del Orgullo Gay, con las que estoy en desacuerdo, como también critico otras degeneraciones que practican los heterosexuales. Pero si es eso a lo que se refería este hombre, lo podía haber dicho más claro, que ya es mayorcito.
La manifestación que ha hecho este Cardenal roza, de frente, con la soberbia ¿Qué necesidad tenía este hombre de enmendar la plana a la Naturaleza? Bueno, pues atentos; mañana lo harán emérito.