Los desconocidos...
Me doy por vencida. No consigo que mi hijo comprenda quienes son desconocidos. Y no es porque no lo he intentado. Sino porque su lógica se impone a cualquiera de mis razonamientos.
Por Trinidad Romero Luján.-Si él coincide más de tres veces en la piscina con los mismos niños y adultos, si siempre nos cobra la misma cajera en el supermercado, si el señor que limpia la piscina y el que arregla los jardines son siempre los mismos….si además conoce (porque lo ha preguntado) sus nombres, apellidos, fechas de nacimiento y la edad que tendrá cada uno en 2015… Y si además cada vez que le ven le saludan con un ¡Hola Alejandro!, cómo voy yo a seguir diciendo que todos ellos son desconocidos a los que no debe besar, abrazar, pedir galletas, etc. Si juegan a la pelota lo incluyen en su juego aunque Ale tras lanzar el balón dos veces prefiere seguir buceando y llenando el aire de cantos con esa voz en falsete absolutamente desafinada. Él comparte también su colchoneta y si se rompe: _ No pasa nada porque Trini compra otra_
Le miro desde el porche del bungalow. Él me devuelve la mirada y cómo si me leyera el pensamiento se apresura a explicarme: Este es Pedro, ella es María, el bebé se llama Claudia. No son desconocidos Trini. Son mis “amigos”. Yo no hablo con desconocidos_ Se justifica, para que no me enfade. Los niños que le rodean, entre seis y 11 años se apresuran a confirmar que son sus amigos y que Ale se está portando bien.
Suspiro y sonrío. Sorprendida por la sencillez con la que él ve el mundo y orgullosa de la facilidad con la que mi hijo con autismo crea lazos y por el modo que me obliga a mí a crearlos. Porque dentro de cuatro días, cuando Alejandro ya no esté, todos me preguntarán por él. Algunos adultos me preguntarán sobre autismo y me confesarán que su idea de autismo era muy distinta. Yo explicaré que casi hay tantos autismos como personas con autismo. Y haré hincapié en las tres características que todos tienen en común aunque de distinto modo y en diferente grado:
Dificultades en la comunicación. Que van desde la ausencia de lenguaje hasta la dificultad para mantener o seguir una conversación.
Dificultades en la relación social: desde no relacionarse hasta el no hacerlo de forma adecuada.
Intereses restringidos o conductas repetitivas o estereotipadas: Desde el interés por el universo al interés por las motas de polvo que se reflejan en la luz. Y en medio de ello Alejandro y su interés por saber el nombre, apellidos, edad y fecha de nacimiento de cuantas personas conoce ya sea la azafata, la señora que se sienta frente a nosotros en la guagua o el camarero del bar… y su necesidad de “hacer amigos”.
Él sigue creando lazos, construyendo puentes y a mí me da la oportunidad de que el autismo sea un poco más conocido.
Quizá la línea entre lo conocido y lo desconocido sea mucho más fina de lo que yo pienso. Quizá definitivamente sea mucho más lo que nos une que lo que nos separa y mi hijo tenga la capacidad, que a muchos nos falta, de entenderlo .