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viernes, 15 de noviembre de 2024 00:00h.

Los animales asilvestrados, ¿peligro de nuestros espacios naturales?

La proliferación de animales asilvestrados se ha convertido en la principal amenaza de nuestros espacios naturales protegidos.

Desde hace años hemos intentado solucionar el problema aplicando técnicas más suaves como las apañadas. Sin embargo, dada la magnitud del conflicto, esta alternativa resultó insuficiente. Sólo sirvió para llevarnos ante una realidad indudable: nos encontramos frente a un riesgo que nos obliga a tomar medidas contundentes como son las abatidas.

Hay que tener en cuenta que debemos garantizar la seguridad de los caminantes, evitar los daños a la agricultura y asegurar la conservación medioambiental de los espacios protegidos. En el año 2012 comenzamos las capturas de los animales vivos pero era como tapar el sol con un dedo. El protocolo redactado en aquel entonces fue imposible de aplicar. Carecíamos de infraestructuras adecuadas donde poder estabular al ganado capturado.

Fuimos conscientes de que lo mejor era solucionar el conflicto en su origen. Remitimos cartas a los ganaderos que poseían animales en situación incontrolada en los espacios naturales o en zonas no autorizadas para el pastoreo. Establecimos normas claras y prohibiciones contundentes. Pero los resultados no fueron los esperados.

Por ello, desde hace más de un año se está procediendo a sacrificar los animales. Somos conscientes de que la medida ha causado polémica y socialmente no es fácil de aceptar. Sin embargo, ha sido avalada por los técnicos y especialistas. Tanto del Cabildo como del Parque Nacional de Garajonay.

Como prueba de este respaldo, la semana pasada tuvieron lugar unas jornadas en nuestra Isla donde expertos europeos abordaron el conflicto. El encuentro llevó por título Control de especies asilvestradas y su impacto en la biodiversidad de las islas mediterráneas y macaronésicas. No es casualidad que este simpósium se haya celebrado en La Gomera. Nuestra isla fue elegida dado el problema serio que representan estos animales para la biodiversidad, tanto en la periferia como en el corazón del Garajonay.

En el transcurso del foro se avaló que existen lugares como La Gomera en los que la única medida viable pasa por sacrificar los animales. Así lo ratificó Eladio Fernández-Galiano, el representante del Consejo de Europa en cuestiones medioambientales.

Durante las jornadas fue posible escuchar y compartir experiencias con expertos de otros lugares de Europa. Como por ejemplo de las islas Baleares, Croacia, Madeira, el litoral francés o del Parque Nacional de Montecristo en Italia. Todos ellos aportaron sus puntos de vista, causística y la manera en la que atajan el problema. En el caso de La Gomera, una vez explicadas nuestras particularidades, hubo unanimidad a la hora de coincidir en que la medida adoptada por el Cabildo, por drástica que sea, es la única viable. Ahora estamos a la espera de que se publiquen las conclusiones de este importante encuentro que se convertirán en directrices a seguir por parte de los países miembros de la Unión Europea (UE)

La Gomera es un hábitat débil y de una riqueza que difícilmente se puede encontrar en otro punto del planeta. Por ello, hemos sido declarados Parque Nacional, Reserva Mundial de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad. Por si fuera poco, somos una de las contadas islas en las que se aplica la Carta Europea de Turismo Sostenible y contamos con un bosque de laurisilva único en el mundo. Nuestra obligación y responsabilidad es no andarnos con parches o paños calientes y tomar decisiones claras. Eso sí, no de forma caprichosa o teórica sino tras haber sido asesorados por expertos.

El creciente número de turistas que llega a La Gomera no nos elige por nuestra oferta de diversión nocturna o por los parques temáticos. No, lo hacen atraídos por nuestra naturaleza. En ese contexto, tal y como respaldó Fernández-Galiano, está justificado tomar medidas drásticas para “conservar lo que nos da de comer”. En el caso de La Gomera, hablamos de visitantes que no están interesados en fotografiar ovejas o cabras salvajes, sino en recorrer nuestros caminos rurales en las mejores condiciones posibles de salubridad y seguridad. Y que así ocurra es responsabilidad nuestra.