Una Europa cada vez más cercana
No deberíamos tomarnos las elecciones europeas a broma. Hasta hace poco esta convocatoria la asumíamos casi como un acto simbólico de unión fraternal entre los ciudadanos del viejo continente.
Pero con la crisis económica los ciudadanos percibimos que cada vez es mayor el número de decisiones de peso que se toman desde el ámbito europeo. Durante el tramo más duro de la recesión la economía ha sido dirigida por la batuta de Alemania. La primera ministra germana, Angela Merkel, -quien precisamente se convirtió durante unos días en nuestra visitante-, dictaba y ordenaba cuestiones que tenían relevancia muchos kilómetros más allá del epicentro desde el que eran tomadas.
Por lo tanto la percepción que los ciudadanos tenemos de las elecciones que se nos avecinan es bastante distinta a la de hace unos años. La vieja Europa ya no es esa madre generosa que nos mira con cariño y regala dinero y fondos sin fin. De pronto se ha convertido en una especie de madrasta que exige devolver lo entregado y además con intereses. Intransigente hasta el límite en una política de austeridad franciscana. Por ello, creo que los ciudadanos nos enfrentamos a esta convocatoria con una mentalidad bastante diferente a las anteriores. O al menos deberíamos asumirlo así.
Hasta ahora las elecciones europeas han sido una especie de oportunidad para darle un tirón de orejas y lanzar una advertencia al gobernante de turno. No era casual que las perdieran los que en ese momento gobernaban. Pero creo que en esta ocasión los gomeros vamos a darle a estos comicios la importancia que tienen e intentaremos responder a la cuestión de fondo: “¿Europa está cerca o nos cerca?”. Bajo mi punto de vista es un privilegio para los canarios pertenecer a la Unión Europea (UE) y creo que aquí debemos estar con todas las consecuencias. Y además hacerlo de la mejor manera que sabemos los gomeros; siendo solidarios y progresistas, como ha hemos demostrado de sobra a lo largo de la historia.
Debemos saber si nos enfrentamos a una UE dispuesta a valorar en su justa medida la necesidad de compensar a los territorios que hace ya casi dos décadas declaró ultraperiféricos. Si Bruselas es capaz de comprender tanto los grandes asuntos como los detalles que en estos momentos toma como casi anecdóticos. Por ejemplo, la negativa a que nuestra miel de palma lleve ese nombre, simplemente porque no ha sido elaborada por las abejas. Esta postura ha hecho que muchos gomeros nos hayamos sentido incomprendidos en el ámbito europeo del que hasta ahora habíamos recibido un importante apoyo económico. Que desconfiemos de esa política que por un lado se acerca cada vez más al ciudadano pero que por otro lo cerca y aisla.
Por eso, creo que no está de más que los ciudadanos nos decantemos por políticas realmente progresistas en el ámbito de la UE. Recordemos que ha sido en Europa donde nació la cultura de izquierdas, el socialismo y las aspiraciones para crear un Estado del bienestar. Toda esa tradición debemos retomarla para hacer una Europa que sea realmente social en la que cada competencia esté en las manos que corresponden. Bruselas no puede seguir siendo la gran excusa para llevar a cabo políticas que desarmen pieza a pieza todo lo logrado durante años de lucha progresista. Europa no puede consolidarse a los ojos de los ciudadanos como un ente abstracto, mastodóntico y envuelto en una nebulosa que es culpable de todo pero a la vez responsable de nada.