Las lecciones del pasado
Esta semana, en La Gomera, hemos celebrado las Jornadas Colombinas tendiendo un puente de recuerdos, sobre el océano que nos une y nos separa, con el hermano pueblo de Cuba. Los canarios, hace no tantos años, fuimos emigrantes que huyeron de la penuria para buscar una nueva vida al otro lado del mundo. Por eso la sangre de los isleños se derramó en la lucha por la independencia cubana o en la de Venezuela. Nuestras raíces se hunden tan profundamente en la historia de esos pueblos, donde viven miles de descendientes de isleños, que forman parte también de nuestra propia historia y nuestra manera de ser. Tanto como nosotros formamos parte también de la suya.
En estos días hemos hablado de todo eso. De los acentos que nos hermanan, de las músicas, de las palabras y las memorias comunes. Hemos hablado de los canarios y descendientes de canarios que viven fuera. Y del deber moral que tienen estas Islas de atender, en la medida de nuestras posibilidades, a quienes peor los están pasando y en mayor medida necesitan la ayuda del pueblo de sus padres y abuelos.
Nuestro mundo es un lugar mucho más pequeño gracias a los milagrosos avances en el terreno de las comunicaciones. Hoy sabemos lo que está pasando al otro extremo del planeta casi en vivo y en directo. Pero el conocimiento no se ha transformado en cercanía. De alguna forma la tendencia de las sociedades prósperas es volverse más egoístas y desentenderse de los asuntos ajenos. Hay quienes ven las adversidades que sufren otros como si no fuera con ellos. Y no es así. Porque si algo nos hace mejores, si algo nos ha hecho seres humanos plenos, es la capacidad de preocuparnos por el prójimo y de tenderle la mano cuando lo necesita.
Hace algunos años vivimos una terrible crisis económica en el mundo, en España y en Canarias. Padecimos los estragos del paro; de familias enteras que perdieron sus trabajos y sus viviendas. A miles de canarios les cambió la vida de la noche a la mañana. Y en esos momentos de extrema necesidad, las instituciones públicas dieron la talla. Porque nos comprometimos en que nadie se quedara tirado en la cuneta. No dejamos a nadie atrás. La solidaridad se convirtió en la bandera con la que las personas ayudaron a otras personas, demostrando que en los peores momentos siempre puede brillar la luz de la esperanza.
Algunos países que acogieron a miles de canarios hace décadas, en los tiempos de la hambruna y la miseria, de la persecución política y el caciquismo, hoy padecen las consecuencias de la pobreza y la escasez. Desde Agrupación Socialista Gomera hemos pedido, antes y ahora, que no los olvidemos. Que hagamos lo que esté al alcance de Canarias para ayudar a los canarios en el exterior, a sus descendientes y en última instancia a los pueblos hermanos de estas naciones que más pronto que tarde tendrán que ponerse otra vez ene pie.
De todo eso hemos hablado y reflexionado en esta semana. Y mientras lo hacíamos, no podía quitarme de la cabeza los nubarrones de tormenta que también nos acechan a nosotros en el futuro inmediato. Acabamos de salir de una gran crisis económica —algunos aún no han terminado de hacerlo— y ya nos están anunciando otra mucho peor. La situación en Gran Bretaña es explosiva. La inestabilidad política en países como Italia y España, la recesión económica en Alemania y los avisos de alerta de los organismos económicos internacionales, nos están señalando con luces de alarma la llegada de un futuro muy complicado. En el caso de Canarias, muchísimo más complicado que en otros lugares, porque nuestra economía terciarizada es muy dependiente de la situación global. Si Alemania o Gran Bretaña tosen, nosotros podemos coger una neumonía. Porque hay millones de turistas de ambos países que suelen pasar sus vacaciones en las Islas.
Estoy seguro que podremos recuperarnos de cualquier crisis, como ya hicimos varias veces en el pasado. Somos un referente mundial de excelencia en valores medioambientales y paisajísticos. Pero me preocupan los que están menos preparados. Una vez más tendremos que prepararnos para que si la situación empeora, las instituciones públicas canarias seamos el escudo capaz de proteger a los más débiles. Espero que nunca más los canarios tengan que coger las maletas para buscar un futuro fuera de su tierra. En lo que dependa de nosotros, los que sabemos muy bien lo amargo que es emigrar, eso no volverá a pasar jamás.