El puerto que la isla se merece (y III)
17 de enero de 2015 (22:04 h.)
Hasta que hizo acto de presencia la crisis, nuestro puerto encadenó año tras año una sucesión de datos positivos. El tráfico de mercancías pasó de casi 233.000 toneladas en 1999 a registrar 300.000 en 2008.
Cuatro años antes se había alcanzado la punta con 367.000. Sin embargo, la recesión ha dejado su marca indeleble. En 2014 la cifra se situó en 130.158 toneladas, casi un 5% menos que en 2013 y por debajo de la mitad de lo registrado en los tiempos de bonanza económica. El tráfico portuario se estima que crecerá en los próximos cuatro años entorno al 0,2%, debido al lastre de la recesión.
El puerto es un instrumento de primer orden para tomarle el pulso a la realidad económica. Bajo el término graneles sólidos se engloban los cementos y arenas que se utilizan para la construcción. Pues bien, el desplome del sector inmobiliario dio lugar al retroceso del 40% en 2009. Lo que no es nada si se compara con un ejercicio como 2014, en el que el movimiento de esta clase de mercancía fue nulo. Las cifras dejan claro que la crisis ha supuesto un jarro de agua fría sobre las expectativas de crecimiento que hasta entonces se iban consolidando.
Pero también existen datos esperanzadores. Por ejemplo, nos encontramos con el movimiento de los graneles líquidos o aceites comestibles, combustibles y productos químicos. Las previsiones apuntan a que este tráfico experimentará un crecimiento anual del 2,1% hasta 2018, y de hecho ya en el ejercicio pasado el aumento fue del 5,3%.
El volumen de pasajeros y vehículos ha tenido un comportamiento estable. A lo largo de los años se registra una media de 1,2 millones de viajeros, cifra que sólo se alcanza en el Estrecho. La mayoría son excursionistas que utilizan los ferries para llegar a la Isla. En cuanto a coches el número se situó hasta noviembre del pasado año en 190.350 vehículos, frente a los casi 183.000 del año 2000 y los 154.000 de 2008. A parte se registraron casi 18.700 camiones, un 4% menos que en 2013.
En los últimos tiempos ha experimentado un crecimiento significativo la llegada de cruceros que a veces superaba las estimaciones más optimistas. Los registros apuntan que se pasó de casi 6.000 pasajeros en 1999 a alrededor de 11.000 en 2008 y un tope de algo más de 21.000 en 2003. Ya en 2013 la cifra sumó las 50.000 personas y el pasado año se registraron cerca de 80.000. Con el fin de cubrir la demanda, la Autoridad Portuaria recientemente destinó 3 millones de euros en la ampliación del dique en 50 metros, con lo cual ya es posible acoger a las embarcaciones de mayor tamaño.
Pese a las inversiones, existen carencias en la que, nos consta, trabaja la Autoridad Portuaria para darles solución. La falta de aparcamientos se agudiza en los momentos de gran afluencia de tráfico para el embarque, momento en el que los vehículos ejercen presión sobre las zonas de operaciones portuarias. Otro tanto ocurre con los accesos por la configuración física del entorno. También hay necesidades en cuanto a atraques, acceso marítimo y superficie de agua abrigada, debido al incremento en las dimensiones de los buques.
En nuestro Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOT), se tiene muy en cuenta a esta infraestructura y se le reconoce su vital importancia. El Cabildo apostó desde un principio por la mejora de las instalaciones pero también por conseguir el equilibrio de las redes de comunicación y la preservación del medio ambiente. Defendemos la integración paisajística de las construcciones y la mejora de la conexión con la ciudad, entre otros aspectos. Una batería de directrices que tienen su origen en la importancia que los gomeros siempre hemos dado al mar y a nuestro puerto. A la vez punto de despedida y de reencuentro.