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lunes, 16 de diciembre de 2024 09:30h.

Un año medio lleno

Casimiro-Curbelo gomeraactualidad
Un vaso está medio vacío cuando estaba lleno y se han bebido la mitad. Y está medio lleno cuando estaba vacío y lo han llenado hasta la mitad. No depende del pesimismo o del optimismo del que lo mira, depende de cómo estaba antes. 

Si echamos la vista atrás, los últimos tiempos han sido especialmente duros y difíciles para todos. Hemos aprendido a estirar los sueldos y hemos reducido los gastos que no son necesarios. La inflación nos ha empobrecido mucho a muchos. El precio de la cesta de la compra, que ya estaba por las nubes, se ha colocado en la estratosfera. Y lo mismo ha pasado con los combustibles, con el transporte y con los artículos de consumo de primera necesidad.


A pesar de todo, creo que este no ha sido un mal año. Porque la economía de nuestras islas, destruida por los efectos de la pandemia, ha vuelto a la vida. Actualmente, en Canarias trabaja más gente que nunca en su historia, y el paro ha descendido a una cifra enorme, ciento ochenta mil personas, pero mucho menor de la que veníamos soportando. El turismo vuelve a llenar los hoteles, restaurantes y comercios. La recaudación de impuestos se ha disparado no solo por el aumento de los precios, sino también por el aumento del consumo y del número de personas que han viajado de vacaciones a las islas. Son datos como para estar razonablemente satisfechos.


El problema es que todo esto coexiste con otra realidad enormemente preocupante. Las secuelas de las crisis pasadas nos han dejado con una gran cantidad de personas situadas al borde de la pobreza. Aunque se hayan aumentado las ayudas sociales, trescientas cincuenta mil personas se encuentran en una situación muy precaria. Es algo que se percibe en el aumento de la demanda a la que hacen frente las organizaciones humanitarias, el mayor aliado que tienen las administraciones públicas en la atención a los más vulnerables.


A lo largo de este año hemos empezado a plantearnos que hay que enfrentar los problemas crónicos que padece nuestra tierra. Los salarios extremadamente bajos que nos ponen a la cola de España; la dependencia casi exclusiva del turismo o la desequilibrada distribución de la población entre las diferentes islas. El Parlamento de Canarias, por primera vez, ha acometido el estudio de los desequilibrios de nuestra tierra; un trabajo que nos ofrecerá soluciones y propuestas este próximo año. Avanzamos hacia una profunda transformación de Canarias en materia de energía y de desarrollo tecnológico. Y por el camino del cambio y de la modernización tendremos que mejorar también la sociedad de las islas, eliminando la creciente brecha que existe entre pobres y ricos. Y eso no quiere decir que queramos menos ricos, quiere decir que no podemos seguir tolerando que haya tanta pobreza y tantos pobres. Quiere decir que no podemos seguir permitiendo que haya dos clases de canarios, con diferentes servicios y oportunidades. 


Este año 2023 que vamos a empezar debe ser determinante para los cambios que debemos empezar en nuestra Islas. Los nubarrones que amenazan nuestra economía turística, por los problemas que atraviesan Gran Bretaña y Alemania, entre otros países europeos, en caso de producirse, serán pasajeros. Hasta el momento hemos esquivado los malos augurios que se hacían para finales de este año y es posible que quienes predicen dificultades para los primeros meses del próximo año vuelvan a equivocarse. 


Cuando volvamos a la senda de crecimiento estable debe ser fundamental que aprovechemos esa prosperidad para producir las transformaciones que necesitamos. Hay que erradicar la pobreza con más trabajo y mejor retribuido. Hay que equilibrar las oportunidades y servicios en todas las islas. Hay que transformar a mejor esta maravillosa tierra en la que vivimos. Y aunque siempre he sido algo pesimista con los cambios, creo que por primera vez se están dando las condiciones para que todos seamos conscientes de la necesidad de arreglar nuestras importantes goteras sociales y económicas.


Ahora que estamos a punto de empezar esa aventura, es el momento de sentirnos orgullosos porque tenemos el vaso medio lleno. Y de prepararnos para el trabajo que nos espera en los próximos meses. Desde La Gomera, cuya hermosa bahía de San Sebastián estoy mirando ahora mismo mientras escribo, quiero enviarles a todas y a todos un abrazo fraternal. Y mis mejores deseos para nosotros y para los nuestros.