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domingo, 22 de diciembre de 2024 00:00h.

Sin Humanidades y enredados

Las redes sociales fueron recibidas dentro del mundo cibernético, sospecho, que con mucha alegría por todos los usuarios. Estas nos daban la oportunidad de expresarnos, sin la encorsetada forma en que podíamos hacerlo en los medios de comunicación tradicionales, fundamentalmente el papel impreso de los diarios.


He podido ver una entrevista que realizó la periodista y escritora Isabel San Sebastian hace casi veinticinco años al también escritor Camilo Jose Cela. De la batería de preguntas que realizó al premio Nobel destaca fundamentalmente aquella en la que inquiere entrevistado por su principal preocupación de las de la  lista y entre las que cita: ETA, el GAL, el decreto de Humanidades o el grupo que le pueda tocar a la selección española de Fútbol en el mundial.

Don Camilo responde que probablemente las humanidades, porque cree que es un problema mas grave que el terrorismo, porque este ultimo con un poco de fortuna algún día llegará a su final.Sin embargo, si se descartan las humanidades de la enseñanza de los españoles, llegará un momento en que los españoles no sepan mas que manejar, mal, un ordenador, en cuyo caso podrán ser pequeños empleados de una multinacional. Eso es tristísimo. Naturalmente comentaba precisamente Doña Isabel lo profético de las palabras del entrevistado visto con la perspectiva de hoy y en el marco del foro que proporciona una red social multinacional.

Las redes sociales fueron recibidas dentro del mundo cibernético, sospecho, que con mucha alegría por todos los usuarios. Estas nos daban la oportunidad de expresarnos, sin la encorsetada forma en que podíamos hacerlo en los medios de comunicación tradicionales, fundamentalmente el papel impreso de los diarios.

De alguna manera, las redes sociales  digamos que “democratizaban” las opiniones y tendencias de los usuarios que en unos ciento veinte, ciento cuarenta o más caracteres, en una foto , video o emoticono expresaban su opinión, un estado de ánimo o el deseo de comunicarse con alguien. Claro que bien pensado, esa “democratización” mas que nada lo que hace es poner al alcance de cualquiera un altavoz cibernético, lo que iguala al prudente y al imprudente, al sabio  y al ignorante, al educado y al analfabeto, al conciliador y al odiador, y en consecuencia, en la red todos somos iguales, si bien aunque a todos se les puede seguir y leer, llega un momento que entre tanta telaraña tienes que seleccionar la paja del grano y quedarte con lo que te aporte algo, porque no le faltaba razón a aquel que dijo que sospechaba que internet nos permitiría estar mejor informados, no ser mas sabios. Incluso es discutible que todo ese exceso de información, no nos esté confundiendo más, como creo que todos hemos tenido ocasión de comprobar.

Volviendo a la predicción de Cela, cualquiera que se interese hoy en día por las tendencias del mercado de trabajo, verá como lo que mas se demandan son empleos en los que el conocimiento de herramientas informáticas en forma de bases de datos, lenguajes de programación, programas específicos, y manejo de sistemas son los principales requisitos del que se aplica a buscar empleo.

Pero es que además de estos pequeños empleados de los que hablaba el escritor están los usuarios de esas redes que les dan vida a las mismas y que si en un principio eran los grandes protagonistas, cada vez lo son menos, porque son las grandes directrices corporativas, intereses y “políticas” de aquellos fundadores, grandes directivos y propietarios las que se imponen a los usuarios por los mismos que en sus orígenes se llenaron la boca de compromisos de lealtad con la libertad de expresión. Para muestra la suspensión de la cuenta del ex-presidente Trump por parte del dueño de la red social del pájaro azul, curiosamente uno de los principales financiadores del otrora candidato demócrata y actual presidente. 

Pues bien, el verdadero compromiso con la libertad de expresión está precisamente en respetar la expresión de cada individuo mientras este respete los límites del código penal, y si hubo un tiempo en el que se llamó a la prensa el cuarto poder, dejar en manos del censor de turno de una red social, nada más y nada menos que el privar de   órgano de expresión a un candidato y presidente de una nación al que seguían ochenta y siete millones de usuarios, ¡ahí es nada! de un total de trescientos cuarenta millones de usuarios de la red, supone que las redes no son ya el cuarto poder sino el tercero o segundo.

Sí además durante las semanas previas a las elecciones presidenciales las llamadas “Big Tech”, es decir las grandes compañías tecnológicas se habían propuesto derrotar a Trump, y concentraron todos sus esfuerzos en la derrota de los conservadores y libertarios en la recta final de la campaña, y otra muestra fue como el diario New York Post y la cadena Fox  vieron como la red del pájaro piador silenciaba las noticias que podían manchar la reputación del candidato demócrata por actividades de corrupción de este último y su hijo. 

Lo triste de la predicción de Cela con respecto a la supresión de las humanidades no es solamente lo que ha ocurrido y está ocurriendo allende nuestras fronteras, y precisamente en el país que alumbró la primera democracia moderna y que ahora ha quedado muy maltrecha por las sospechas de fraude electoral, sino que hoy vivimos en un mundo muy tecnológico, pero sin humanidades y sin humanidad, me atrevería a decir. 

En un tiempo, en que los dueños de las redes deciden que se puede publicar y que no se puede publicar, quizá nos haga falta de verdad mas conocimientos de filosofía, mas aprender a pensar y a reflexionar sobre el pensamiento y no sólo nuevas tecnologías que nos impongan un pensamiento único.

Estamos en un mundo tan alienado que hoy en día un filosofo puede ser ministro de sanidad, siempre y cuando tenga carnet del partido y una lealtad perruna al líder, pero no se fomenta que ese filosofo pueda transmitir su conocimiento en humanidades a los mas jóvenes. Se piensa más en la cantidad que en la calidad, más en cuantos seguidores tengo, que en el contraste de opiniones que estos puedan tener con uno, más en el comentario mas provocador, que en el contenido respetuoso y en la carga filosófica misma del mensaje.

El homo sapiens, lo será mientras su capacidad para pensar, dudar y aprender se siga desarrollando, porque el pensamiento y la cultura es mucho mas amplio, y mucho mas rico que las combinaciones binarias que cualquier ordenador manejado por un  empleado pueda hacer. Reflexionemos sobre ello.