Titsa: una Empresa impúdica y los buenistas Fiscales
Créame el desocupado lector que no me gusta escribir cuando lo tengo que hacer para criticar desfavorablemente el funcionamiento de algunas empresas, sean estas públicas, semipúblicas o privadas, y es que cuando se cree en la emprendeduría, en la iniciativa privada y se tiene una concepción liberal de la economía el mal funcionamiento de las empresas es un lastre que nos afecta a todos.
Hace tiempo, creo recordar que a principios de dos mil veinte, les escribí de Binter Canarias y hoy lo voy a hacer de otra empresa de transporte pero esta vez terrestre, la denominada Transportes Interurbanos de Tenerife, Sociedad Anónima, (TITSA). Como se trata de una entidad perteneciente al Cabildo de Tenerife, a nadie se le escapará que se trata de una empresa pública.
Hacia 1942 se creó Transportes de Tenerife S.L, que estuvo activa hasta el 12 de enero de 1978, fecha en la que se constituyó con la actual forma societaria, la hoy denominada TITSA en cuyo accionariado estaba representado con un 85% del capital social RENFE y el 15% restante el Cabildo de Tenerife. Fue en 1986 cuando la totalidad de las acciones pasó al Gobierno de Canarias.
Sin embargo, fue por la Ley 8/1986, de 18 de noviembre Régimen jurídico de las Administraciones Públicas de Canarias, y conocida por “Ley de Cabildos”, por la que las competencias en materia de transporte terrestre iban a ser transferidas a estas corporaciones locales, y entre ellas estaba la contemplada en la letra l) del artículo 47 de la Ley que no era otra que el transporte interurbano por carretera y se mencionaba el transporte por cable, si bien el tranvía aun tardaría.
Y no será hasta 1999, con la transferencia de competencias de transporte a los cabildos, en la que se estrena un nuevo modelo de gestión, por el que mientras las lineas, frecuencias y horarios son controlados desde el Cabildo de Tenerife, la gestión de la empresa está a cargo del Gobierno de Canarias. Pero los bienes de TITSA,(para entendernos los inmuebles y los muebles, por ejemplo las guaguas), aun no estaban transferidos al Cabildo sino con posterioridad al 2 de agosto de 2005, tal y como se recoge en una de las disposiciones adicionales del decreto 183/2005, de esta fecha y en la que se liga la efectividad de las funciones traspasadas en materia de transporte a que se le traspase la propiedad y y gestión de la empresa pública Transportes interurbanos de Tenerife, S.A.(TITSA).
Y es aquí, desocupado y amable lector, donde está el quid de la cuestión del mal funcionamiento de la empresa. Decir que el empresario público, es el peor empresario, sea este el estado, la comunidad autónoma o las corporaciones locales, no sólo es un axioma, sino que además se ha convertido en un tópico. Y para que se hagan una idea les voy a dar unos cuantos datos y a contar unos cuantos hechos, que les servirán para hacerse una idea bastante aproximada de porqué no sólo estas empresas públicas están ineficientemente gestionadas, sino que ademas ni prestan un servicio público en condiciones de ser llamado así, ni nos salen por “cuatro perras” a los contribuyentes canarios el mantenimiento de esta ruina de empresa.
Los hechos vividos en propia carne pueden consultarse en las hemerotecas y se los voy a aclarar yo con unas experiencias vividas recientemente.
Por motivos personales en los últimos seis años viajo con relativa frecuencia a Madrid, digamos entre una y dos veces al mes, y si salvamos los cuatro meses de confinamiento puro y duro del año 2020, entre marzo y finales de junio, y por motivos de salud, no volví a viajar hasta finales del año pasado.
A principios de este, y en concreto el 16 de febrero, traté de usar la línea del servicio de guaguas que TITSA tiene para los viajeros usuarios del aeropuerto de Los Rodeos que se desplazan a este desde las poblaciones del norte de la isla, como es la mía, esto es la linea conocida por Aeroexpress 30.
Pues bien, después de una caminata cargado con mi equipaje desde mi casa hasta la parada mas cercana, la del cruce de La matanza, y después de una larga espera, algo así como unos cuarenta y cinco minutos, y al ver que la guagua no venía, empecé a investigar en la aplicación web de la compañía y después de mucho buscar e indagar descubrí con horror que el servicio estaba temporalmente suspendido.
Ello me obligó a llamar rápidamente a un tax de La Matanza que me llevase al aeropuerto Tenerife Norte, pues corría el riesgo cierto de perder ni vuelo, con las consecuencias económicas y de todo tipo que ello conllevaría. A todas estas, si no llego a tener teléfono móvil con batería cargada, con toda seguridad hubiese perdido el vuelo, pues en la para da no había un miserable cartel anunciando la suspensión del servicio al aeropuerto, cosa que ni cuesta tanto, ni supone una gran molestia para los trabajadores de la compañía.
Al regreso de Madrid, el 21 de febrero el servicio seguía suspendido temporalmente, lo que me obligó a coger otra linea, la Aeroexpress 20, que une el aeródromo con santa Cruz y viceversa, viajar hasta el intercambiado de La Laguna y nuevamente coger una guagua directa a Puerto de la Cruz, que me dejase en la parada del cruce de La Matanza.
Cual no sería mi sorpresa, cuando regresé a Madrid el 26 de marzo, y confiado en que se habrían solucionado el o los problemas que había generado la interrupción temporal del servicio, y nuevamente tuve que llamar a un taxi para no perder el viaje y quedarme en tierra. Con gran cabreo, se lo conté al taxista, que también se despachó a gusto con el servicio de TITSA, y con la poca cortesía de los conductores que adelantaban peligrosamente mientras el dejaba a una persona con discapacidad y le ayudaba a bajar del taxi, y concluía: “¿Y sabe qué? Que hablando mal y pronto se la suda porque cono la pagamos todos, funcione o no funcione..”
De nuevo, al regreso de Madrid el cinco de este mismo mes, tuve que hacer peripecias desde el Aeropuerto del norte ir a La Laguna y esta vez otra guagua que va a El Sauzal por la carretera vieja, la linea 11.
A día de hoy, dieciocho de abril, la linea sigue temporalmente suspendida. Es decir, que los viajeros llevamos dos meses sin poder ir por el cauce más rápido y económico desde las poblaciones del norte de la isla hasta el aeropuerto de Los Rodeos. La pregunta es: Si un servicio de guaguas a un aeropuerto, aún considerando que la frecuencia de vuelos y pasajeros es menor en tiempos de pandemia, no se realiza durante meses, ¿por qué recibe subvenciones una empresa por no prestar un servicio público que no presta? Porque no se trata solamente del servicio “temporalmente suspendido”, al decir de un conductor al que pregunté: “Como hay tan pocos viajeros…” Osea, que era eso, que al final lo que prima es la cuenta de resultados, pues para ese viaje no hacía falta alforjas.
Miren hay lineas que se sabe que no son rentables, pongamos por ejemplo Tesina-Punta del hidalgo o La Laguna-Bajamar, la 11 mismo que yo usé, la de La Laguna-El Sauzal por el Calvario, suelen llevar no mas de media docena de pasajeros por viaje, pero precisamente es esa falta de pasajeros, unido a los costes corrientes de sueldos de los conductores, y créanme que están muy bien pagados, y me alegro por ellos, pero ganar unos 1700€/mes por llevar a tan pocos pasajeros al día, no parece ser muy justo si lo comparamos sueldo a sueldo con e de un profesor de enseñanzas medias, por poner un ejemplo.
Y no es esto lo más escandaloso. ¿Saben ustedes que el gerente de TITSA gana más que el Presidente del Gobierno de Canarias, del que depende? Pues sí, según su portal de transparencia gana un promedio anual bruto de 88.988,93€ y el resto del equipo directivo 63.699,04€. ¡No está mal!. Sobretodo cuando una empresa no funciona.
Y yo lo siento mucho por los sectarios de izquierda, que los hay, que llevan lo público y la empresa pública por bandera, cuando lo único que está demostrado es que sin subvenciones ya habrían desaparecido, y que no hay derecho a que a los contribuyentes se nos expolie para mantener a unas empresas ruinosas que no prestan servicio público, ni cuando lo hacen, lo hacen con decencia. Mas que servicio público, debería llamarse servicio impúdico, porque es de una obscenidad rayana en la desvergüenza mas absoluta lo que nos cuesta al año a los contribuyentes el funcionamiento de estas empresas y lo que es peor que gracias a las subvenciones estamos hipotecando con deuda pública no ya a nuestro hijos, a nuestro nietos.
Pero a mí los sectarios que hablan de oídas, pues hablan por voz de su amo, porque son unos analfabetos funcionales, me traen al pairo, pues las palabras se toman según de donde vienen, pero que personas a las que considero razonables y educadas, se hayan convertido en adalides del buenísmo fiscal, personas como mi compañero de columna de opinión, Óscar Mendoza, me parece sinceramente lamentable.
Y es lamentable, porque son contumaces en el error, porque no es cierto que todo dinero de nuestros impuestos esté bien pagado, porque no es cierto que todo lo recaudado se emplee bien, ni que se emplee en sanidad y educación gratuita como suelen aducir. Hay un gasto improductivo y nefasto, hay un gasto “político” innecesario que se nos va, ¡y de que manera! en subvenciones a partidos políticos, sindicatos y asociaciones de empresarios, ONG´s de todo pelaje de mapas del clítoris y de toda clase de promoción del movimiento feminista y LGTBI, eso que VOX se ha hartado de llamar “la grasa” del Estado.
Vamos a ver si llegados al poder, son capaces de eliminar toda esa “grasa” del gasto “político” innecesario y ruinoso del Estado, (por ejemplo los veintidós ministerios de el “Fraudillo”, frente a los trece de Rajoy) y también la grasa “territorial” del dispendio autonómico, de los “chiringuitos” autonómicos como Institutos, Observatorios, toda clase de organismos autónomos y Consejos, televisiones públicas y por supuesto empresas públicas como TITSA, porque para lo que hace, que la cierren y den más licencias de Taxi y de vehículos de transporte compartido.
Así que a los buenistas fiscales hay que decirles que no sean tan generosos con el dinero de los demás, que donde mejor está este, no es en las arcas de lo público, sino en el bolsillo del contribuyente, y en este caso, no sólo es que el Estado si es el problema, sino que además el tamaño si importa, porque poner el acento en lo recaudado y no en la eficiencia del gasto público y en la dación de cuentas al contribuyente, se le podría perdonar a los buenistas fiscales, cuando lo hacen desde el convencimiento y la buena fe del ingenuo socialdemócrata, como es el caso de mi amigo Óscar, pero se está siendo irresponsable e insolidario con el contribuyente, aparte de hacerlo desde la mas inocente ignorancia jurídico-financiero y tributaria, porque es una visión carente de perspectiva, de visión del conjunto, contemplar la recaudación tributaria como algo “per se” bueno, sin tener en cuenta el otro lado al del ingreso, el del gasto, y que este sea útil, eficiente, rentable, sin que sirva para cargar con mas obligaciones de las que son capaces de soportar el contribuyente actual y el futuro.
Hablar de la bondad de nuestros recaudadores actuales y no del despilfarro estatal, autonómico y local de nuestros mas que mediocres gestores públicos, cuando se tienen veintidós ministerios e innumerables puertas giratorias, para mantener entre otros, a los que clamaban contra las puertas giratorias, hasta que las utilizaron los de Podemos, claro, es de una indecencia y una inmoralidad ante la que se sonrojaría la peor de las meretrices. Así que, queridos buenistas fiscales, lo de la bondad impositiva, no cuela, entre otras cosas porque impuesto, significa algo que se impone, que obliga y uno siempre prefirió ser libre y no deber nada a nadie.