Han pasado ya varios días desde que Cuatro emitiera un nuevo episodio del reality ‘Adán y Eva’ y aún espero a que alguna asociación en defensa del espectador o de la dignidad de la mujer ponga no sólo el grito en el cielo, sino que exija el cierre o cancelación del programita de marras tras la frase de uno de los concursantes, ya saben, esa de “una mujer no es completa hasta que un negro no se la meta”. Esto lo hace Intereconomía o 13TV y habrían quemado las cadenas con todo bicho viviente dentro.

Desde que se anunció la emisión de este reality, mantuve el criterio firme e inamovible de que el programa no aportaba absolutamente nada, sino que era una verdadera tomadura de pelo y una manera de enseñar desnudos sin reparar absolutamente en nada. Los de siempre, vía Twitter o por mi canal de Youtube, Antonio Velarde, se han dedicado al insulto más lacerante, con la cobardía y la seguridad del anonimato, llamándome carda, retrógrado, subnormal, inadaptado, etcétera, etcétera y recordándome que esto se emite en horario no infantil. Y sería cierta su apreciación si no fuese porque se emiten promociones de ‘Adán y Eva’ en horas en la que los niños ven la TV y también con la tentadora posibilidad de saltarse cualquier vigilancia paterna accediendo desde la propia web de Cuatro donde están colgados todos los vídeos.

También me quieren sacudir con los índices de audiencia que hace el programa en cuestión. Sí, puede hacer unas cifras excelentes, como las hace ‘Sálvame’, ‘Gran Hermano’ o el ‘Deluxe’, pero que todas las moscas vayan a la mierda no significa que ésta sea buena, nutritiva o tenga propiedades milagrosas. Y ese es el gran problema que sufrimos desde hace muchos años en España, que nos hemos acostumbrado a espacios vacuos, zafios, superficiales y donde las desventuras de cualquier piltrafa de Paracuellos, Chiclana o de Torrejón de Ardoz nos preocupan más que ponernos a ver instructivos documentales. Un verdadero asco.