Este canal ofreció en sus diferentes espacios informativos las imágenes de la estancia de Luis Bárcenas en la prisión de Soto del Real, unos vídeos que, se supone, tomó algún preso y que han llegado hasta la redacción de laSexta. ¿Es lícita o ilícita esa grabación?

No lo sé, pero lo que es seguro es que es una noticia de alcance, sobre todo porque nos acerca más a la insondable figura del ex tesorero del Partido Popular.

Y, desde luego, para nada lo está pasando mal Luis Bárcenas. Al menos, su imagen exterior no denota que sea una persona que esté demacrada por verse privado de la vida de lujo asiático al que estaba acostumbrado. Se le ve con muy buena cara, incluso parece que algún kilo de más ha cogido durante estos casi tres meses entre rejas, lo que hace pensar que la tan denostadacomida de los presidios no es tan mala como se nos quiere hacer ver. Al menos en Soto del Real parece que se estiran y más teniendo en cuenta que Bárcenas tiene toda la pinta de no conformarse con menús de menos de 70 euros.

Hay quien mantiene la idea de que el ex tesorero puede estar pasándolo mal porque suele ser bastante coqueto y le gusta estar en forma, es decir, que eso de coger kilos no va con él. Sin embargo, precisamente, si hay un sitio donde es ideal adelgazar es en la cárcel porque, aunque tengas todas las comodidades del mundo, el hecho de verte privado del tesoro más valioso, que es la libertad, hace que no tengas ganas absolutamente de nada y menos aún si estás habituado a un tipo de vida lujosa como la de Bárcenas, que ha cambiado los esquís por unos paseos por el patio carcelario y unas manitas a los naipes con los compinches de Gao Ping.

También es verdad que un tipo que presume de tener más de 50 millones amasados y que aún no le ha confesado al juez Ruz de dónde proviene todo ese pastón puede ponerse en la tesitura de pasar unos meses o, a lo sumo, unos añitos pensando en que cuando salga de la cárcel va a tener tiempo sobrado para disfrutar de ese dineral. Y es que esa es otra tara que tenemos en España, aquí encierran a los chorizos, cumplen sus penas, pero luego no devuelven un puñetero euro de lo robado.