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domingo, 24 de noviembre de 2024 00:00h.

El dedazo de Pablo Iglesias y las conductas antidemocráticas.

Acaba el día 7 de julio y minutos antes me he enterado que en las redes y en algunos medios circula la información de la lista del “gran líder”,

el que está llamado a ser la salvación de  España, ese joven profesor que se hizo famoso por poner su “careto” como logotipo electoral o identificación de papeletas en las pasadas elecciones para el parlamento europeo, que curiosamente tiene el mismo nombre de uno de los fundadores del PSOE. 

La lista ya llegó. No me importa la ristra de rescatados de la vieja política que aparecen en ella. No me importa el contingente de miembros del aparato de un partido centralista y centralizado que vienen a significarse como candidatos de Podemos.

Me importa más el gesto tremendamente educativo que desvela el significado de democracia que tiene el núcleo dirigente o élite del movimiento político que ha dejado vacíos a sus famosos círculos. Me importa mucho más la operación puesta en marcha, en verano y a toda prisa, como Rajoy con los Presupuestos, que desvela una intención clara de poner “palos en las ruedas” a la participación democrática en los procesos de Primarias. Y yo les digo: no es suficiente parecerlo, es muy importante demostrar que ustedes son demócratas.

Sí, se lo digo a esos que se reúnen en Madrid y se toman la molestia de ir a Cataluña, Euskadi o Galicia a buscar pactos de no confrontación electoral con suficiente tiempo de antelación, pero no dan oportunidad a los suyos a organizarse y competir democráticamente, sin trampas de calendario y desprecio a las realidades territoriales y de identidad nacional como ocurre en Canarias.

Creo que desde una visión crítica de la historia hay dos maneras, entre otras, de poner en entredicho a Stalin y al “estalinismo”, una es por la represión que ese dirigente de la Unión de Repúblicas Soviéticas ejerció sobre sus oponentes, y la otra es por el control férreo que ese personaje llevó a efecto en el partido Comunista.

En su tiempo, el estalinismo ya había practicado con mucha dureza lo que Alfonso Guerra resumió en una frase: “el que se mueva no sale en la foto”. Sí, es verdad, eso se decía en los tiempos del “cambio”, en los que el PSOE era hegemónico.

Pues bien, que nadie crea que Pablo Iglesias y los suyos tienen elementos de comparación con Stalin y los estalinistas, pero, sin embargo, sí creo que la selectividad anticipada y teñida de amiguismo deja muy clara la intención de abandonar a la deriva a miles de anónimos ciudadanos y ciudadanas que creyeron que podrían ayudar a construir un proyecto político nuevo.

Pablo Jerez Herrera