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viernes, 15 de noviembre de 2024 00:00h.

La Fiesta y la resaca: crónica de unas Fiestas (Por Alejandro García Vera)

alejandrogarcíavera
Lo primero, lo más controvertido y lo más absurdo de todo comenzó con el intento de cobro de las entradas a todos los espectáculos con unos precios desorbitados para el municipio en el que vivimos y la realidad que tenemos. Primer gran desastre que hasta que hizo que los propios acólitos se escandalizaran de semejante disparate. 

A lo largo de la existencia de las personas hemos vivido tiempos en donde la fiesta venía acompañada de una resaca (debida al trasnoche u otras causas de índoles etílicas). Quién más quién menos hemos vivido una situación similar que se puede recordar con más o menos cierta simpatía, si la cosa no duraba mucho.


Las sociedades no están exentas tampoco de vivir en situaciones similares y eso es lo que pasa en Vallehermoso. A lo largo de este año hemos vivido de manera intensa unas Lustrales Extraordinarias, con todo su boato, su propaganda y multitud de eventos que han dejado una profunda «resaca» que en sí llevamos arrastrando desde hace mucho tiempo.


Las Lustrales, que se anunciaron a bombo y platillo, que nos vendieron como las que contaban con el mayor presupuesto de la historia, resultaron un completo caos. Y me van a permitir que haga una pequeña secuencia cronológica para que se demuestre esta idea.


Lo primero, lo más controvertido y lo más absurdo de todo comenzó con el intento de cobro de las entradas a todos los espectáculos con unos precios desorbitados para el municipio en el que vivimos y la realidad que tenemos. Primer gran desastre que hasta que hizo que los propios acólitos se escandalizaran de semejante disparate. Fíjense que hasta en un Pleno del Cabildo se convirtió en un monólogo de las Fiestas Lustrales y hasta el propio presidente señaló que el cobro era “ilegal”. Pues ya me dirán ustedes (más allá del costumbrismo de la gratuidad de todo “al que nos tienen arregostados”).


Evidentemente nuestra formación política, Iniciativa por La Gomera (IxLG) manifestó desde un primer momento que eso era un descaro y hacer unas fiestas de espaldas al pueblo. El tiempo, la presión y la legalidad hicieron recular tal disparate.


Lo siguiente fue la continua cancelación de eventos. El desorden y la falta de rigor y planificación llevaron a suspender varios conciertos como la Sinfónica de Gran Canaria, la cancelación de espectáculos infantiles, Los Cantadores (que cobraron sin actuar) y ya por último, y que termina de rematar este caos, el anuncio por parte de la productora de Braulio de la cancelación de su concierto. Pero lo mejor de todo, no es que lo anuncie el propio Ayuntamiento, sino que es la propia productora quién lo hizo. Si busca usted hacerlo peor, casi que resulta imposible. Y a todas estas sin un programa físico, o al menos pocas personas lo habrán visto, sino todo en páginas web donde se puede quitar y poner y nada ha pasado. En resumen, una auténtica falta de transparencia en la gestión y organización de los eventos (sin dudar de la calidad de éstos).


Capítulo a parte es el del despilfarro. Este sí que tiene enjundia. Bueno, por lo que sabemos todavía oficialmente, la cifra va por 800 mil euros, pero si sumamos la subvención a la propia comisión de fiestas de 220 mil euros y todas las facturas que quedan pendientes por pagar… Vamos que las Fiestas nos costaron más de un millón y pico de euros. Falta aclarar el pico que pinta largo.


Simples datos. ¿Sabías que se gastaron entre tres eventos 200 mil euros, el equivalente a un Plan de Empleo? ¿O que se deben 300 mil euros, hasta donde sabemos, a empresas? ¿O que un evento de dos horas costó 14 mil euros? Son pinceladas dinerarias que nos dejaron las Fiestas.


Pero ahora viene la resaca ¿cómo y cuándo se van a pagar a los proveedores? Y no solo la resaca de las Fiestas, llega la resaca de la realidad: Escuela Infantil cerrada, municipio sin policía local, obras que se eternizan, falta de expectativas de futuro y la consecuencia de gente que se va…


Y es que toda Fiesta puede tener sus propias resacas. El problema de esta resaca es que la paga la ciudadanía de Vallehermoso con la pérdida de servicios, con la mala gestión del día a día y sobre todo, porque aquellos que gestionan la cosa pública municipal e insular buscaron lucirse y lucrarse (políticamente) con unas Fiestas que han dejado al municipio más resacado de lo que estaba.