“Una golondrina no hace verano” (Por Héctor Cabrera)
Podría haberle pasado a otro dirigente político, pero no fue así. Podríamos sospechar que su ceguera mental no era intencional sino fortuita, pero tampoco fue así. Y es que lo del alcalde de Alajeró, a quien sólo le falta decidir el ángulo de entrada de la sonda Soyuz en nuestra atmósfera, ya no sabe uno si tildarlo de soberbia política, ignorancia personal o sectarismo suicida.
Hace pocos días, salió a la palestra otro caso más en el que se evidencia la enésima metedura de pata de Manuel Ramón Plasencia Barroso, pero en esta ocasión, en su pasada etapa como presidente de la FECAM (Federación Canaria de Municipios).
Según cuenta la prensa, cierta técnica de cualificación fue despedida por nuestro singular regidor, basándose en meras suposiciones, hecho que costará al erario público (o sea, a todos los contribuyentes) la modélica cantidad de 132.555 euros (algo más de 22 millones de las antiguas pesetas). Todo un periplo laboral y judicial el que sufrió esta profesional, a la que incluso se le acusó de violación del secreto profesional (tipificado en el código penal). Finalmente, esta historia para no dormir se ha saldado con una sentencia judicial, que tira por tierra el numerito de circo que montó nuestro bonachón alcalde.
¿Y cuál fue el motivo de todo ello?, se preguntará el sorprendido lector. La respuesta es que la técnico cuestionó internamente las decisiones del presidente de la FECAM, apartándose del “pensamiento único” de este nuevo Adán.
Resulta de lo más curioso que, en el ámbito del Ayuntamiento de Alajeró, hayan ocurrido (y siguen ocurriendo), casos que guardan mucha similitud con lo relatado anteriormente: Un cuerpo de Policía Local absolutamente machacado por hacer su trabajo conforme a derecho, un sufrido trabajador del servicio de jardines que ya no sabe cómo encajar más guantazos, o una auxiliar administrativo que vio cómo, tras 25 años de leal trabajo, la ningunearon y desplazaron como castigo tras una baja laboral. Por suerte, y como sucediera en el caso de la FECAM, las resoluciones del más variado pelaje del señor alcalde, apuntaladas debidamente con informes jurídicos a la carta elaborados por cierta nobleza obrera, están siendo desmontados poco a poco.
San Agustín contaba que si errar era de humanos, perseverar en el error por aversión era diabólico. Aun así, me resisto a pensar que el Ayuntamiento de Alajeró sea “la pequeña Sicilia”, tal y como me comenta un buen amigo mío. Lo que sí me queda claro es que ya son demasiadas golondrinas como para no querer ver que el verano llegó, y que ya son varias sentencias las que ponen coto a la doctrina freudiana del alcalde, de dar rienda suelta a sus impulsos más primitivos.
Héctor Manuel Cabrera Martín, Portavoz y Concejal del Grupo Político Municipal ASG en el Ayto. de Alajeró