Los inicios del cultivo del tomate en La Gomera
El origen del cultivo del tomate de exportación en la isla de La Gomera tuvo lugar en el último cuarto del siglo XIX.
La agricultura en La Gomera atravesaba durante esos años un periodo de grave crisis debido a que la inexistencia de carreteras y de medios de locomoción hacía que se agravara más su anémica y financiera situación. Todas las operaciones en el campo tenían que ser a costa de la fuerza humana, excepto las débiles labores de arado.
A partir de la década de 1880 se va abandonando paulatinamente el monocultivo de exportación de la cochinilla y se introducen otros productos como el tomate y el plátano en los campos gomeros, como solución para abandonar la crisis económica que padecía la isla. Pese a que hoy nos parezca extraño, el tomate era apenas consumido en la mesa de los canarios hasta entonces (por creer que tenía efectos negativos en la sangre: se decía que la sangre se licuaba) y fue de la mano de los ingleses, interesados en su comercio y consumo, quienes promocionarían su cultivo entre los agricultores gomeros. Por su parte, la platanera era un frutal sin demasiada importancia hasta entonces para los gomeros; todo cambió cuando los ingleses comprobaron de cerca la gran fertilidad de los valles del norte a finales de siglo.
En un primer momento, el gran impulsor de la exportación tomatera en la isla sería la empresa británica Elder and Fyffes Cº que tenía el monopolio, por lo que los pequeños agricultores dependían de sus "caprichos" al tener el control del transporte y el precio del tomate. Con el fin de lograr una mayor productividad, los ingleses introdujeron notables mejoras, desde la variedad de tomate hasta las técnicas de cultivo, abonado y distribución de aguas.
Debemos señalar que en La Gomera el tomate se cultivaba para exportar en cotas de altitud a partir de 200 m (la costa la ocupaba el plátano). En Alojera y Tazo, por ejemplo, el tomate ocupaba las cotas inferiores 300-350 metros para dejar paso según se asciende a los frutos menores. En Valle Gran Rey, Agulo y Hermigua, los cultivos que configuraban el paisaje agrario de estas tres comunidades citadas, así como de toda la isla, antes de la primera década del siglo XX, eran mayoritariamente el tomate y los frutos menores. Los valles estaban ocupados en sus cotas inferiores, por debajo de los 300 metros, por tomates casi para uso exclusivo de la exportación, y sus cotas superiores por frutos menores.
Por otra parte, el autoabastecimiento tenía que ser fundamental en una isla como La Gomera, con escasa comunicación exterior, para el mantenimiento de un cultivo de exportación, como el tomate, situado en cotas bajas y los productos de autoconsumo, frutos menores, en las cotas altas. De aquí se deduce que el riego para estos últimos no podía ser sustraído con facilidad; con un umbral de supervivencia por debajo de determinados niveles, la propia exigencia de agua por parte de los pequeños agricultores tenía que ser muy alta, es decir, debían tener niveles de conflictividad altos.
Hermigua era un claro ejemplo. El aprovechamiento y distribución es el característico de la zona norte: aguas municipales y distribución de arriba a abajo. La estructura actual de la propiedad nos refleja una mayor concentración de ésta en las zonas bajas que en las altas. ¿Qué era, por tanto, lo que podía mantener un cultivo de exportación en las zonas bajas, como el tomate? La explotación de cultivos de autoconsumo en los pisos superiores. El tomate y los frutos menores en el norte se combinaban con los cereales en el sur.
El plátano fue sustituyendo paulatinamente al tomate en estos valles. No es pensable que la sustitución se realizara de forma inmediata en toda la superficie que ocupa actualmente. Ni siquiera la burguesía o mayores propietarios arriesgaron de entrada apostando por el plátano. El agricultor no se caracteriza precisamente por el todo o nada.
Una de las razones dadas por los agricultores del lugar, para que en Hermigua el plátano sustituyera al tomate, fue la de que la humedad era mala para el tomate porque lo «reventaba». Evidentemente que no pudo ser esta razón la única para sustituir un cultivo por otro, pero sí una de las razones para que el plátano fuese ocupando la franja altimétrica entre 0-300 metros, no de abajo arriba, sino en aquellos lugares donde el tomate fuese más afectado por la humedad. Y estos lugares no podían ser los más cercanos al mar, sino las cotas intermedias entre 0-300 metros, del lateral que ha venido siendo ocupado por los cultivos y del fondo del cauce central del Valle. Estas cotas son menos inadecuadas para el plátano que para el tomate.
Entre 1911-1920, se evidencia la opción por una economía de subsistencia ante las condiciones adversas que imponía la guerra en Europa, quitando al tomate y parte del plátano; pero de este último no todo. El comentario de un gomero es claro: «En la guerra del 14, como no se podía exportar ni plátanos ni tomates, todo el mundo se dedicó a plantar frutos menores para poder vivir como se pudiera».
Tras el efecto de la Primera Guerra Mundial, el sector tomatero en Canarias se recupera, alcanzando una superficie de 3.800 Ha. y 121.000 toneladas exportadas. Este hecho propició que los productores canarios decidiesen independizarse del monopolio inglés, asociándose en los Sindicatos Agrícolas y en Asociaciones de Exportadores y Cosecheros.
Al expandirse el plátano en la zona norte, tal y como sucedió en Tenerife, el tomate fue desplazándose un poco hacia las soleadas lomadas y pequeños valles del sureste y sur-suroeste de La Gomera (San Sebastián, El Cabrito, Playa de Santiago-Alajeró, La Dama, etc.). En 1907 La Gomera se había convertido en la tercera isla productora de tomates de Canarias, después de Tenerife y Gran Canaria, destacando como principal zona de producción en 1940 San Sebastián, con 228 has de superficie. Paralelamente se van instalando en La Gomera empresas como Rodríguez López S.A. (perteneciente a un destacado miembro de la burguesía tinerfeña) y la noruega Fred Olsen S.A., ambas circunscritas a la comarca de Playa de Santiago, en el Sur de la Isla.
La importancia del tomate para la historia de La Gomera es clave ya que este producto definió la agricultura en la isla, además de condicionar la economía, la geografía, la demografía, la sociedad y la identidad, transformando su paisaje para siempre.
Ricardo J. Valeriano Rodríguez es Historiador y Cronista Oficial del Municipio de Hermigua
*Extracto de la charla impartida el 18 de noviembre en Guía de Isora (Tenerife) con motivo de la Jornada conmemorativa del 130 aniversario del cultivo del tomate de exportación en Canarias.
- El Liberal de Tenerife, 13 de junio de 1893.
- Díaz Padilla, Gloria: PESCANTES DE LA GOMERA. TESTIMONIO DE LA ARQUEOLOGIA INDUSTRIAL DE CANARIAS. Excmo. Cabildo Insular de La Gomera, 2008.
- Reyes Aguilar, Antonio: ESTRATEGIAS HIDRAULICAS EN LA ISLA DE LA GOMERA (HERMIGUA, AGULO Y VALLE GRAN REY). Ediciones de Cabildo de Tenerife, 1989,