De Jano a Juno
El gran desafío que implica la marcha británica puede terminar siendo un lubricante para que la Unión Europea supere el atolladero en que se encuentra desde hace años.
David Cameron se queja de la merma en la competitividad de Europa y propone que la UE debe reconocer la existencia de varias monedas, al mismo tiempo que demanda la eliminación del principio de “unión cada vez más estrecha”, y principalmente insta a reducir el movimiento de los ciudadanos de otros Estados miembros hacia Reino Unido.
La propuesta que presentó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ofrece a Londres un “mecanismo de alerta” para limitar los derechos y los beneficios sociales de los trabajadores inmigrantes, lo que podría lograr el apoyo de Cameron a la opción de la permanencia en el referéndum que quizás se desarrolle en junio.
Guy Verhofstadt, presidente de la Alianza de Demócratas y Liberales para Europa, considera que en vez de contemplar ese freno de emergencia, el cual podría abrir la puerta a otras limitaciones de derechos y destruir el proyecto de unión política, existe la posibilidad de brindar una exclusión al Reino Unido, como ya tiene con respecto al Schengen o al euro, y sentencia: "Una Unión cada vez más unida no es siempre una Unión cada vez más unida".
De todos modos, luego de los últimos sondeos pocos apuestan por un resultado a favor de quedarse. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, vaticina que Reino Unido saldrá de la Unión Europea el año que viene y después de eso, advierte que los otros miembros tendrán la obligación de avanzar hacia una federación de Estados para reafirmar internacionalmente su alianza.
El millonario inglés John Mills, que hace campaña por la salida, indicó: “Creemos que nuestra marcha no sólo nos beneficiaría a nosotros, sino también a la UE, ya que sus líderes políticos serían así capaces de construir los Estados Unidos de Europa, sin tenernos siempre a nosotros agarrándoles por los pies.”
El gran desafío que implica la marcha británica puede terminar siendo un lubricante para que la Unión Europea supere el atolladero en que se encuentra desde hace años. Una conmoción política como la pérdida de un socio de tal magnitud probablemente definiría el itinerario más claramente, representando un gran golpe al proyecto supranacional o un zarandeo para expiar todos los obstáculos que sosiegan la integración.
Si se acepta que muchos británicos opinan como Winston Churchill cuando dijo: “Estamos con Europa, pero no somos Europa. Estamos vinculados, sin estar atados”, habrá que recordar que el lema europeo “Unida en la diversidad” se lee también como “Diversa en la unidad”, pero sin olvidar a los otros tantos que piensan lo que el mismo Churchill expresó en 1946: “Debemos construir una especie de Estados Unidos de Europa.”
Como cuando se dejó engañar por Zeus para luego ser reina, la vieja Europa seguirá confiando en la contradicción y esta vez directamente podría abandonarse en los brazos del dios más incoherente, Jano, que pese a tener dos caras, asegura buenos finales tanto al que sale como al que entra. Aún se está por ver si hará falta este gran sacrificio o alcanzarán ofrendas más modestas para contentar a la celosa Juno, diosa de la unión.
Augusto Manzanal Ciancaglini (Politólogo)