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viernes, 15 de noviembre de 2024 12:37h.

Julián Rodríguez: el alcalde que se enfrentó al fascismo

Manifestación con Julián Rodríguez al frente
Manifestación con Julián Rodríguez al frente

A las nueve de la mañana del 18 de julio de 1936 llegaron a Hermigua las primeras noticias de haberse alzado contra la Segunda República las tropas de guarnición en Tenerife, afines al golpista Francisco Franco. 

Seguidamente, el Comité de Falange Española pasó circulares a todos los jefes de grupo para que con sus respectivas escuadras concurrieran urgentemente al cuartel de la Guardia Civil del pueblo para, de acuerdo con estas fuerzas, garantizar el orden público. A la media hora, todos los falangistas, en número de 65 jóvenes, llegaron a dicho cuartel, donde, después de ser armados, se montó guardia permanente, vigilándose todo movimiento. Por la noche se patrulló por las calles tomándose también los puntos más estratégicos del Valle.

En Hermigua, desde el mes de febrero de ese año, la alcaldía estaba presidida por el socialista del Frente Popular, Julián Rodríguez Rodríguez. Primer y único alcalde de izquierdas que había tenido el municipio hasta el momento. Durante los pocos meses que ocupó el cargo, intentó acabar con el problema del paro obrero mediante la construcción de la carretera de acceso al nuevo cementerio de La Vegueta. De carácter humilde, este hombre oriundo del barrio obrero de Las Cabezadas, muy pronto se ganó el respeto por parte de las clases populares. Y más aún si cabe cuando se puso de lado de los condenados por los llamados Sucesos de Hermigua de 1933…

Pero veamos la reacción de este alcalde ante el golpe militar, actitud de valentía y de repleta de valores democráticos, según se desprende de la Causa n° 440/1936, que lleva ante un Consejo de Guerra, el 19 de diciembre de 1936, a Julián Rodríguez Rodríguez, Alcalde, y a los Concejales, Pedro García Plascencia, Pedro Barrera Rodríguez, Fernando Barroso Mesa, Daniel Brito Brito y Manuel Rodríguez Henríquez, por el presunto delito de rebelión:

«Resultando que el día 18 de julio por Bando de la Autoridad Militar del Archipiélago se declaró en todo él el Estado de Guerra. Iniciándose el Movimiento Nacional y asumiendo la expresada autoridad todos los poderes, y en el expresado día, los procesados, conocedores todos de la declaración del Estado de Guerra se reunieron en el salón de actos del Ayuntamiento sobre las 11 horas de la mañana y acordaron continuar en el ejercicio de sus cargos, no abandonándolos sino ante un acto de fuerza, expresando su repulsa al Movimiento Nacional, con diversos conceptos, lo que hizo constar el Alcalde, suscribiendo un acta, en la que no llegó a recogerse la conformidad de los restantes procesados, por haber cesado en sus cargos y haber sido sustituidos por las personas designadas por las autoridades.

El hecho declarado probado es constitutivo de un delito de auxilio a la rebelión, con los medios a su alcance los procesados, que ejercían el cargo público de Concejales, ayudaron a los 'rebeldes'».
Julián Rodríguez que fue depuesto y llevado ante un consejo de Guerra, junto con otros concejales, fue condenado a veinte años de prisión por no querer entregar su cargo a las tropas falangistas. Y fue por el enorme respeto que se ganó de su pueblo lo que le libró de una muerte segura. Ya es hora de que reconozcamos de una vez a esta clase de personas y podamos rescatarlas de las sombras de la historia de nuestra isla; una persona como Julián Rodríguez que a punto estuvo de costarle su vida por la defensa en favor de la democracia y por su rechazo al fascismo, la mayor lacra que ha padecido nuestro país.

Ricardo J. Valeriano Rodríguez