Es de justicia: el término “miel de palma”, para La Gomera (parte I)
La palmera canaria “Phoenix canariensis” es una especie endémica de Canarias y uno de los vegetales más representativos e importantes del Archipiélago canario.
Sus características y su abrumadora presencia en nuestro entorno natural han supuesto, desde siempre, un elemento distintivo del paisaje de las Islas.
En La Gomera, la palmera canaria –comúnmente, conocida como palma- trasciende más allá del valor estético y ornamental. Además de su belleza, universalmente reconocida y que salpica la abrupta y escarpada orografía de la isla, desde hace siglos, esta especie se ha convertido en todo un símbolo de la subsistencia familiar y del estilo de vida tradicional de los habitantes gomeros. Lo ha sido en siglos pasados y lo sigue siendo, actualmente, para muchas familias de núcleos rurales.
No podemos olvidarnos que este árbol ha ocupado, durante generaciones, un apartado importantísimo en la economía, en la cultura y en el patrimonio insular, proporcionando materias primas para distintos usos en la cotidianeidad de la isla. Esta utilidad ha evolucionado históricamente y, es por ello, que la palmera y la cultura que está asociada a ella representan, actualmente en La Gomera, un patrimonio vivo que, como tal, ha de valorarse en su mayor potencia y desde todas las esferas posibles.
Bien es cierto que esta cultura de la palmera era común en otras islas. De hecho, así lo recogen las citas de Pedro Agustín del Castillo para Gran Canaria (1737) o las menciones de Benigno Carballo, de Los Llanos de Aridane (1826). Sin embargo, merece una especial atención la “miel de palma”, por las connotaciones y por lo que supone para el legado y la forma de vida de los habitantes de una isla, La Gomera, que es Reserva de la Biosfera.
Al referirnos a esa miel de palma, estamos hablando de un producto tradicional, cuyas técnicas de producción y elaboración se han transmitido de generación en generación. Este es uno de los primeros elementos que debemos valorar. Su supervivencia ya supone todo un ejemplo de su trascendencia y de la repercursión que, desde distintas vertientes, tiene este emblema gastronómico. Hablamos, por tanto, de que la actividad que se ha generado en torno a un recurso tan común en Canarias, como lo es la palmera, ha contribuido al enriquecimiento del patrimonio cultural de La Gomera.
Debemos tener en cuenta que el sector primario siempre ha supuesto una significativa aportación económica para la economía familiar de las Islas y, en las últimas décadas, ha continuado suponiendo el principal sustento de muchos hogares. Todo ello, a pesar de sufrir una crisis económica de gran envergadura que aún no hemos dejado atrás. Si a eso le sumamos la grave situación de desempleo que sufre Canarias y, en especial La Gomera, sólo queda espacio para una reflexión: debemos dar un apoyo firme y decidido a la actividad que desempeñan los productores de “miel de palma”.
Debemos unir esfuerzos para defender la encomiable labor que desempeñan los guaraperos. Ellos, técnicamente, son los encargados de la extracción de la savia desde la palmera, con sus técnicas artesanales. Un procedimiento laborioso, que requiere paciencia y esfuerzo pero que, a la par, son la muestra más perfecta de una tradición que ha logrado calar en nuestra identidad y forma parte de la idiosincrasia de nuestra isla.
Ese proceso de obtención del conocido como “guarapo” deja constancia de que la palma ha sido cuidada y protegida durante varios siglos por los habitantes de isla. No es para menos: es un elemento emblemático en el paisaje gomero, un recurso económico de gran alcance para decenas de familias del medio rural y, también, un valor, en términos culturales y paisajísticos de nuestro pueblo.
En la actualidad, la producción de la “miel de palma” la desarrollan casi una decena de empresas ubicadas, principalmente, en el barrio de Alojera (Vallehermoso). Su actividad no sólo supone la principal fuente de ingresos para los productores, sino que también generan actividad económica en torno a la comercialización y distribución de uno de los productos gastronómicos más arraigados y asociados a La Gomera.
Víctor Chinea Mendoza
Director General de Emigración del Gobierno de Canarias