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sábado, 16 de noviembre de 2024 00:00h.

La llegada de la Segunda República a Hermigua (1931)

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Era la primera vez que de alguna forma los grupos de la izquierda tomaban el poder en el municipio. Al frente de esta comisión estaba Fernando Ascanio Armas, impotante líder socialista hermigüense y primo de Guillermo Ascanio Moreno (la más destacada figura política gomera hasta la fecha y natural de Vallehermoso). 

La proclamación de la Segunda República en Madrid hace justamente ochenta y siete años supuso un motivo de esperanza para ciertos colectivos sociales menos favorecidos del país. Hermigua no fue ninguna excepción. Pero, como veremos, si bien el régimen republicano supuso una mejora considerable en cuanto a derechos sociales se refiere, no acabó con los males endémicos que arrastraba la sociedad española desde hacía décadas y que durante el siglo XIX no se supieron solucionar. Este desencanto, en el caso del municipio gomero, se reflejará en un grave conflicto social años más tarde. 

El 12 de abril de 1931 se celebraron las primeras elecciones democráticas de carácter municipal. Recordemos que serán los resultados de estos comicios los responsables de que dos días más tarde se proclame La República en España. En las elecciones del día 12 los resultados en Hermigua fueron los siguientes: Albistas/Conservadores (13), Liberales (14) y republicanos (4). Pero con la proclamación de la República dos días más tarde se crea en el Ayuntamiento una comisión gestora formada por una conjunción republicana-socialista. Era la primera vez que de alguna forma los grupos de la izquierda tomaban el poder en el municipio. Al frente de esta comisión estaba Fernando Ascanio Armas, importante líder socialista hermigüense y primo de Guillermo Ascanio Moreno (la más destacada figura política gomera hasta la fecha y natural de Vallehermoso). 

Durante los dos escasos meses que la comisión gobierna el Ayuntamiento se produce una auténtica renovación en el día a día de la primera institución municipal (se permite la entrada de los vecinos a los plenos) y provoca un giro progresista de forma clara en el quehacer político. Hasta el nombre de calles y de plazas no escaparon a este cambio político. Por ejemplo, a la Plaza de El Convento se le cambia el nombre por la de “Plaza de Pablo Iglesias” y a la del Valle Bajo por la de “Plaza de Fermín Galán”, figuras históricas del socialismo y del republicanismo español respectivamente. También las calles sufrieron cambios de nombres: a la carretera que va desde La Castellana hasta la Playa durante estos años se le denominará “Avenida de La República”.

En el caso de Hermigua, las elecciones del 12 de abril de 1931 fueron impugnadas, teniéndose que repetir las votaciones el 31 de mayo de ese mismo año. Tras las elecciones sería elegido alcalde Gabriel Suárez Bencomo. 

Quizás sea en el campo educativo donde mejor se evidencie el cambio político en tres ámbitos: 1) en la mejora de las condiciones laborales de los maestros, 2) en la lucha contra el absentismo escolar y 3) en la creación de escuelas.

Durante los primeros años de la década de los treinta el panorama de la enseñanza en Hermigua había mejorado bastante respecto a otras décadas. Sabemos que existían ya siete escuelas de barrio: una mixta regentada por una maestra en Los Aceviños; otra mixta regentada por maestra en El Cedro; una de niños y otra de niñas para los barrios de El Estanquillo, El Corralete, Monforte y La Hoya; una de chicos y otra de chicas para El Callejón de Ordaiz, Vecindad, El Curato, Los Chicos y Plaza de La Encarnación; de chicos y chicas para los barrios de Santa Catalina y Los Pedacitos; otra de niños y otra de niñas para El Tabaibal, Piedra Romana y Vista Alegre; y de varones y de chicas para los barrios de Las Poyatas, Patronato, San Pedro, La Cerca y Las Casas.

Con la llegada de la Segunda República comienzan a mejorar las condiciones laborales de los obreros que trabajaban en las distintas obras del municipio. Asimismo, se estableció el contrato laboral de los trabajadores por ocho horas diarias.

Con el advenimiento republicano y el nuevo régimen democrático a España se permitió el asociacionismo obrero. En 1932 se crea la Federación Obrera de Hermigua, situándose su sede en la tercera planta del edificio del Ayuntamiento (en El Curato) siendo Fernando Ascanio y su hermano Pablo (desaparecidos tras el 18 de julio de 1936) los líderes de esta asociación junto a otro personaje olvidado por la Historia, Ulises Herrera.

Una de las primeras medidas de esta asociación fue la de protestar ante el retraso de las obras de la Carretera General que atravesaba el pueblo; esta demora en los trabajos de esta vía suponía graves perjuicios para la clase obrera y más si cabe en una época de crisis económica

[1].  El 17 de noviembre de 1932  se le concede a la Federación Obrera la autorización para llevar a cabo una manifestación contra el presidente del Cabildo Insular de La Gomera. El Cabildo era la institución responsable de las obras de la Carretera General. Es la primera gran manifestación que tiene lugar en Hermigua.

La situación social en el pueblo, tras otra Huelga General acontecida el 21 de febrero de 1933, se irá poco a poco agravando por múltiples razones. Una de ellas es la penosa situación financiera de la Hacienda municipal que imposibilitaba al Ayuntamiento realizar grandes obras y así disminuir el paro obrero; por otra parte, el enorme retraso de los trabajos en la construcción de la Carretera General por parte del Cabildo Insular que impedía dar solución igualmente al alto índice de parados; y por último, las graves tensiones entre la patronal y los trabajadores del municipio entorpecían un posible acuerdo.

Así las cosas, el 22 de marzo del mismo año, la Federación Obrera de Hermigua convocaría una Huelga General que terminaría con importantes enfrentamientos entre la Guardia Civil y los huelguistas en El Palmarejo, con un resultado trágico: un obrero y dos guardias civiles muertos. Son los llamados “Sucesos de Hermigua”, uno de los acontecimientos más tristes ocurridos en el municipio.

Ricardo J. Valeriano Rodríguez

 [1] Revista Espartaco, 24 de septiembre 1932.