Los otros silbos y el 'Gomexit' (Por Carlos Jesús Pérez Simancas)
Hay quien cree que en esta santa tierra canaria, los gomeros somos los mismos que el arquetipo de los chistes. O sea brutos, anacrónicos y fácil de engañar. Esa misma gente, la que cuenta chistes, creyó que otorgarnos una Declaración de Patrimonio de la Humanidad por el Silbo Gomero, era como darle una herencia multimillonaria a un niño de 3 años. El niño sería rico pero necesitaría de un tutor para gestionar el patrimonio.
Y créanme, que hace diez años pululaban muchos advenedizos que querían guiar al pueblo gomero en esas lides. Ellos eran los listos de fuera, que venían a explicarnos como debíamos hacer las cosas. Ellos aprendieron a silbar con los mejores: Isidro Ortíz y Lino Rodríguez. Pero detrás de su interés educativo se encontraba el beneficio pecuniario. O sea sacar tajada de todo lo aprendido. Pero hay quien se dio cuenta de las intenciones de estos sacacuartos y les indicó por donde se cogía el ferry. Bueno, no se supo nada más de ellos por un tiempo,hasta que se crearon asosiacones que enseñaban el Silbo Gomero por algunos puntos de la geografía canaria. Y hay quien los asoció con aquella gente que vino a tutelarnos. La cosa estaba tranquila hasta que saltó la noticia que en el Hierro había un Silbo.
El gesto de incredulidad, se hizo manifiesto en muchos de nosotros, que no comprendiamos que diantres estaba pasando. ¿En el Hierro se silbaba? Nos preguntamos. De ser así tuvo que haber sido exportado con los gomeros que fueron a cuidar los ganados del Conde de La Gomera que era el mismo que el de el Hierro.
Porque sabemos que al menos dos epidemias, casi consecutivas, diezmaron la población y hubo que enviar a gente de La Gomera para atender aquellos rebaños. El pastor gomero habría llevado sus costumbres como parte de su equipaje. Pero lo más clarificante, es cuando indagas en la información que desde algunos colectivos se da sobre el Silbo Herreño, vemos que es una mala copia del gomero o sólo son unos silbidos inconexos con los que dar órdenes simples de arriba o abajo.
Cuando se propuso el Silbo Gomero para ser Patrimonio de la Humanidad, se dio por sentado que era único en Canarias. No existía documentación de un lenguaje silbado en otras islas. Pero el porqué de esta aparición repentina del Silbo herreño, se debe principalmente a que alguien no pudo sacar beneficio con el de La Gomera y acabó montando su propio chiringuito.
Lo penoso es como el Cabildo de el Hierro y el Gobierno de Canarias sucumben a tal despropósito. El Silbo Gomero es una aportación que hacemos a la idiosincrasia Canaria. Está ahí para quien quiera aprenderlo. Inventarse cosas está feo, y que lo secunde el Gobierno Regional es ante todo una puñalada ruin y trapera.
Si el Gobierno y el Parlamento Canario aprueba el Silbo herreño, sabiendo que no es un lenguaje silbado, los gomeros deberíamos pensarnos en irnos de una tierra que sólo nos quiere para las chanzas, los chistes y el expolio sistemático de nuestra cultura. Ya hacen hasta miel de Palma en Gran Canaria. Sí, digo irnos de la Comunidad Autónoma de Canarias, algo que está de moda, lo de irse por las bravas, hacer nuestro propio 'Brexit', al que llamaríamos "Gomexit".
Irnos de una tierra ingrata, que sólo piensa en reírse de nosotros. Y huir de unos dirigentes políticos que están estudiando en como dar un golpe definitivo, a nuestro bien cultural más preciado. Si el Gobierno de Canarias aprueba esta cacicada, deberíamos pensar en una salida.
Habrían tres alternativas: formar un gobierno autonómico propio, unirnos a otra comunidad autónoma (hay 16 donde elegir) o irnos con Portugal y hacer nación con Madeira. Todo antes de sufrir semejante humillación por parte del Cabildo de el Hierro y del Gobierno de Canarias.
Antes había un Silbo en Canarias, y hoy sigue habiendo uno. Si quieren tener dos Silbos, que avisen para irnos a donde no se nos apalee culturalmente. Que esto solamente se hace para que cuatro puedan vivir de subvenciones públicas. Es mejor irnos, porque aquí lo único que tenemos es el cariño de esos "cuentachistes“ capitalinos, que quieren seguir riéndose de nosotros. Y lo más penoso es que usen las instituciones para ello.