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domingo, 24 de noviembre de 2024 00:00h.

Oración de Chávez

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Eran otros tiempos, en la actualidad divinizar a un político desatinado, megalómano, loquinario, cocainómano y demente supera cualquier teatro de las vanidades

Acabamos de ver en estos días la oración de Chávez que supera cualquier ridículo propio o ajeno. No se veía desde la época del Imperio Romano en que los emperadores eran dioses. En esa época, una vez al año, se debía quemar incienso ante una estatua del César o Emperador, se le consideraba un dios. El César era “Deo Invicto” y tenía su templo.

Eran otros tiempos, en la actualidad divinizar a un político desatinado, megalómano, loquinario, cocainómano y demente supera cualquier teatro de las vanidades y va más allá de cualquier relato de ciencia ficción. 

Ningún régimen se ha atrevido a llegar tan lejos. El Presidente Maduro, sucesor de Chávez, supera a cualquier Estado en desatino como Corea del Norte. Venezuela, a diferencia de Corea, ha sido bendecida por la madre naturaleza con enormes riquezas, sin embargo, el factor humano deja mucho que desear.

Es el ser humano el que crea el valor diferencial, es el capital humano el que crea valor para la sociedad, la familia, la Economía. Maduro se ha convertido en un grotesco bufón a la altura del abominable espectáculo del “bombero torero”. Venezuela está a merced de espíritus del Bajo Astral, afirmación que he oído de un venezolano asombrado y aterrorizado por el destino depravado que aguarda a sus paisanos. Pobre gente la que rece el Chávez nuestro que estas en los Cielos. 

Juan Carlos Cárdenes Domínguez