Reflexiones compartidas
Siempre me gusta analizar los escenarios posibles y valorar cada asunto desde la mayor imparcialidad de la que soy capaz, y en base al título de este artículo de opinión “Reflexiones compartidas”, procedo a realizar una serie de consideraciones a la que le invito a usted, amable lector, a que las valore y opine lo que considere conveniente.
Cuando se daba el pistoletazo de salida al actual mandato en las corporaciones locales de Fuerteventura, nada hacía presagiar que estaríamos ante el periodo de inestabilidad política más grave de nuestra etapa democrática, tampoco se nos pasó por la cabeza la llegada de una pandemia que, de la noche a la mañana, nos encerró a todos en casa durante meses. Partiendo de estas dos situaciones y ya que se acerca el 2023, me gustaría argumentar lo siguiente:
Hasta no hace muchos años, los señores y señoras de la política, para sellar un acuerdo, les era suficiente con una mirada a los ojos y un apretón de manos, lo de redactar un documento para formalizarlo suponía un mero trámite. Los partidos menos votados con sus concejales y concejalas, aspiraban a ser la llave de los gobiernos. Ahora algunos no se conforman con eso, da igual lo firmado, da igual que exista una mesa de seguimiento del pacto como herramienta para resolver los problemas que puedan surgir. Da igual que el pacto vaya bien. Lo importante es el poder, presidir las instituciones. Ya no se conforman con la llave, también quieren la puerta, la casa y todo lo que haya en el jardín y en el garaje.
La pandemia que aún hoy estamos padeciendo, ha dejado a cientos de miles de personas en el camino, ha destrozado empresas, empleos e incluso hogares. Los políticos debemos ser consecuentes y no utilizar este asunto como un escudo protector ante la inacción política, bastante tiene el autónomo con abrir la persiana de su negocio, o la mujer emprendedora en hacer realidad el sueño de su proyecto empresarial. Bastante tiene el común de los mortales en poder ir cada día a trabajar. Bastante tienen, como para que los que estamos en las instituciones digamos “esto no lo hicimos por culpa de la pandemia”, a mí me gusta decir “esto lo hicimos a pesar de la pandemia”.
Cuando se acercan unas nuevas elecciones, los partidos políticos se van posicionando, y las personas que militan en ellos igual. Pienso que el noble ejercicio de la política, impone la aceptación a las decisiones que democráticamente se adoptan. Si una persona se va de una organización, o si la organización prescinde de su candidatura, son decisiones que deben mantenerse en el ámbito orgánico y en última instancia en el personal. Vaya por delante mi total respeto a todas las organizaciones políticas y sus militantes.
Este mandato avanza rápido, en apenas un año tendremos unas nuevas elecciones, pero las prisas son malas consejeras. Cuando se está en un gobierno el discurso de hablar mal del gobierno anterior tiene “las patas cortas”, a los pocos meses, la población exigirá respuestas a los actuales gestores. Cuando me tocó asumir la vicepresidencia del Cabildo me gravé a fuego esta indicación aprendida con el tiempo. Y no dudé en reconocer el trabajo de mis predecesores, pues gracias a ellos pude retomar proyectos que dejamos culminados en apenas año y medio.
Esto contrasta (y que conste que no es una crítica), con algún cargo público de la Isla, que se afana en criticar permanentemente al gobierno anterior, pero ¡claro! el problema es que en esas críticas se pasa de frenada porque sin quererlo o queriéndolo (a saber), está criticando a sus actuales compañeros, los cuales no solo comparten tareas gubernamentales con él, sino que también gobernaron en el pasado reciente. Definitivamente, la mejor gestión es la que aprecia la gente, y no hacen falta cientos de fotografías en redes sociales, ni tampoco etiquetar a todo el que se ponga por delante en las publicaciones de uno ¿Saben por qué? Porque la población espera de sus gobernantes que lo cotidiano se resuelva, y lo que hace falta es un modelo de gestión, y eso no se consigue únicamente con fotos ni diciendo qué mal lo hicieron otros.
Siguiendo con el punto anterior, lo voy a decir muy claro: Alejandro Jorge se responsabiliza de lo bueno y de lo malo que hayan hecho los gobiernos en los que he participado. En este último gobierno del Cabildo, insisto, me responsabilizo de todo lo bueno y lo malo, porque así se debe concebir un pacto. Lo que no puede decirse es “lo bueno es gracias a mí y lo malo por culpa del otro”. Es cierto que existen comportamientos individuales que lastran a un equipo de gobierno, pero un entrenador no puede echarle la culpa a un solo jugador de perder el partido. Ganamos todos y perdemos todos. Aún así, me siento especialmente orgulloso del trabajo que hicimos al frente del Cabildo, aunque recibiésemos más de un gol intencionado y en propia puerta.
De cara a 2023, es muy importante que hagamos un ejercicio colectivo de respeto a las organizaciones políticas y a sus integrantes. Da igual la fórmula, ya sea partido político, coalición electoral, plataforma electoral o agrupación de electores. Todas tienen derecho a estar presentes en unas elecciones. Debe existir un compromiso para una campaña de propuestas y no de confrontaciones. Imaginen por un momento a un candidato con experiencia política decirle a otro candidato “qué me va a enseñar un camarero de política, porque a eso se dedica el chaval”.
Imaginen por un momento que se crucen insultos y amenazas, ¡conmigo que no cuenten! Por cierto, que respecto a ser camarero, por lo menos para mí es una de las profesiones que más admiro, de hecho todos los trabajos relacionados con la hostelería son de mi más profunda admiración, al igual que el sector primario y el sector servicios. Y hablando de sector primario, si digo ¡conmigo que no cuenten! es porque cuando toca demostrarlo hay que hacerlo. Mi más enérgica repulsa y mi más profunda consideración al consejero David de Vera y su familia. La razón se pierde cuando se pierden las formas, y los insultos que ha recibido no son aceptables de ninguna de las maneras.
¿Y tras 2023 qué hacemos? Abogo por la estabilidad institucional, porque sin ella no habrá gobierno posible. Es imposible montar una empresa o dirigir un club deportivo, por poner ejemplos, sin saber si a la semana siguiente vas a continuar trabajando o van a echarte a la calle. Estabilidad como pilar fundamental para formar buenos y duraderos gobiernos, ofrecer ilusión pero un proyecto creíble, no levantar falsas expectativas, pero trabajar y mejorar la situación de cada municipio. Tener en cuenta a la hora de gobernar que cada uno puede votar a quien crea conveniente. Y partir de ahí, no existen presidentes de una asociación que son de un partido o de otro, o presidentas de un club deportivo, o empresarios. ¡No!
Lo que hay son empresarios, presidentes de colectivos, presidentas de clubes deportivos, estudiantes, personas de la tercera edad, personas que viven en Fuerteventura porque escogieron esta tierra para desarrollar su proyecto de vida. En definitiva, vecinos y vecinas por los que continuaré trabajando ¡Seguimos!